viernes, febrero 29, 2008

Adiós al Ministerio

Aquí termina una larga historia.

Hubiese querido escribir un mensaje más amplio y detallado, pero sólo ha dado para esto. Hoy, febrero 29 de 2008, día atípico por ser año bisiesto, termina mi relación laboral con este Ministerio en el cual me he desempeñado desde noviembre de 1997.

No puedo negar que experimento en este momento una serie de emociones mezcladas y contradictorias. Por un lado, la satisfacción por haber concluido mis funciones de manera digna y profesional. Por el otro, la nostalgia de dejar atrás algo con lo que, de una manera u otra, me he encariñado. En medio de ambos extremos, la felicidad por el futuro inmediato.

Colegas, a partir del próximo lunes 3 de marzo estaré colaborando con la Universidad Nacional Autónoma de México como funcionario. Algo que me llena de orgullo, pasión y esperanza por todo lo que representa esta inmortal institución en mi existencia.

Si continúo escribiendo es probable que salga de aquí muy tarde. En este momento preparo mis archivos y pertenencias para la partida. En las bocinas del iPod suena una canción emotiva: “Life on Mars?” de David Bowie. Quizás eso me pone un poco más sensible. Así que, por el momento, hasta aquí este mensaje. Concluye una etapa y comienza otra. Si hace unos días publiqué algo parecido a esto no tenía idea bien a bien de que las circunstancias y los hechos ocurrirían de esta manera.

Agradezco al Ministerio el haberme dado la oportunidad de servir a mi país desde este lugar. A los buenos amigos que hice aquí y a toda la experiencia –buena y mala—que me llevo.

Una esperanza se abre en el camino.

M.

jueves, febrero 21, 2008

Gimme shelter

Escribo estas líneas desde mi escritorio en el Ministerio. Me ha motivado a hacerlo los primeros acordes de la canción “Gimme shelter” de los Rolling Stones en el álbum Live in Toronto sonando en las bocinas de la computadora. Algo flota en el ambiente. Me refiero a una cuestión de sentimientos encontrados. La vieja dicotomía de las cosas. Bueno/malo, alegría/tristeza, amigo/enemigo, el político/el científico. Por el domo ingresan unos generosos rayos de sol. La vida de un jueves de febrero del año 2008 del Señor. La expectativa de algo que está por ocurrir.

miércoles, febrero 20, 2008

La Contra

Ruthanna Hopper, actriz, hija de Denis Hopper, coautora de 'Celebutantes'

"Las 'celebrities' son nuestra realeza coronada por el Oscar"

LLUÍS AMIGUET

Tengo 32. Nací en Santa Fe (Nuevo México) durante un temporal de nieve. Me caso este verano... ¡Y quiero niños ya! No sé si religiosa, pero soy espiritual: amo la naturaleza. En Hollywood estamos por Obama: su magnetismo es la forma más elevada de inteligencia política.

En tiempos de Shakespeare las actrices éramos poco menos que meretrices con algo de memoria - la justa para saber el papel-; hoy somos princesas elegidas por la taquilla o herederas de sangre azul: si quiere, le cito las grandes dinastías de actores...

Usted misma lo es.

Los actores somos la realeza de América, su auténtica nobleza. De hecho, son las monarquías europeas las que nos imitan a los actores: nuestras estrategias de marketing, nuestros modos de mezclar corazón y escenarios. En tiempos de Shakespeare eran los actores los que interpretaban a los reyes: hoy es al revés.

El teatro del mundo aún es el mismo.

Bueno, además están los parvenus de este negocio, como Sarkozy y Bruni. Los actores somos una nobleza que encarna los valores supremos de la forma de vida americana: la belleza, la libertad, el dinero, el glamour... ¡Y la fama! ¡Sobre todo la fama!

¿Por qué la fama sobre todas las cosas?

Porque la fama es la virtud comodín: si eres famoso, se te perdona la pobreza, la fealdad y la falta de estilo... De repente, si eres famoso, todo el mundo te descubre virtudes, aunque no las tengas... Por algo eres famoso.

El hombre sabio no se preocupa por que los hombres le conozcan, sino por conocer a los hombres.

Pues en América no se comería un kiko. Supongo que, como somos tantos, cuatrocientos millones de americanos anónimos, lo más emocionante que nos puede suceder es que todos nos conozcan.

Esto es así desde hace muchos años.

Pero hoy el consumo y la oferta de fama se ha vuelto compulsiva, adictiva, on line, around the clock...,como los informativos.

¿Esa oferta crea adictos al famoseo?

Britney Spears es tan psicodependiente de esa cobertura de 24 horas sobre sus miserias diarias como su secta de fans, por eso ahora tiene una relación... ¡con un paparazzi! Existen muchos casos similares entre mis amigas de Hollywood: nunca tienen suficiente atención mediática y cuando les falta se deprimen muchísimo.

A otros les molesta esa atención.

Los famosos más lúcidos la vivían con distancia. Ponían límites: sus hijos, por ejemplo, no salían. Pero hoy, los informativos de televisión las 24 horas e internet cambian las reglas y hacen imposible esa inteligente separación entre lo público y lo privado: o te expones todo el día, todos los días o simplemente dejas de interesar. O todo o nada.

¿Y usted qué ha decidido?

Yo he estado en los dos mundos. Lo he vivido. Mi padre, Denis Hopper, y mi madre, Daria Halprin, la de Zabriskie Point...

Joven musa de Antonioni.

Papá y mamá se conocieron en el Festival de Cine de Belgrado. Eran tiempos muy locos. Se casaron, me tuvieron y se divorciaron. Yo vivía con mi madre en San Francisco y cuando iba a ver a mi padre a Hollywood era como viajar a Isla Fantasía.

¿Le gustaba?

¡Cómo no! Recuerdo la fiesta de Vanity Fair tras los Oscar. Sólo entraba la realeza de Hollywood y el ambiente era muy tranquilo y familiar. Todos nos conocíamos: era como la barbacoa anual de la empresa, sólo que todos allí tenían un Oscar, por lo menos.

Usted acabó, claro, siendo actriz.

Lo fui: no quiero que mi vida dependa del tamaño de ciertas partes de mi cuerpo. Ahora soy escritora, por eso estoy aquí.

¿No estaban de huelga en Hollywood?

El modo de producción industrial clásico de los estudios ha entrado en contradicción con las nuevas tecnologías: hoy cualquiera puede hacer su peli. Y en ese choque los obreros del talento lo perdían todo. Ha sido una huelga durísima. Muchos se han quedado sin sus casas, los restaurantes cerraban, hasta el tráfico descendió, pero ya es historia y ahora Hollywood sabrá adaptarse.

¿Por qué escribe un libro para ridiculizar lo ya ridículo de Hollywood?

Ha sido una reacción regionalista. Estaba harta de que los neoyorquinos, después de mirarnos con suficiencia durante años, sean los nuevos intrusos en nuestra industria del glamour: con El diablo viste de Prada o Sex&the city (Sexo en Nueva York).Así que nos dijimos... ¡California, despierta!

La Costa Este se metía en su terreno.

En Nueva York siempre nos han mirado a los californianos por encima del hombro: ellos son los cultos, los refinados, los sensibles e inteligentes y nosotros sólo estamos bronceándonos en la playa todo el día cuidando los músculos o las tetas de silicona.

Ustedes hacen Los vigilantes de la playa y ellos Los Soprano.

¡Ese cliché es muy injusto! Le advierto que si el gran cine tiene alguna posibilidad de sobrevivir, está en Hollywood: seguimos atrayendo el talento de todo el planeta.

Y todos los camareros son actores.

Es un cliché, pero también es verdad. No sólo los camareros: si preguntas, tu peluquero y el peluquero de tu perro son actores - nunca dejan de serlo-, y tu fontanero, y hasta el guardia del tráfico...

¡Hasta su gobernador, Arnold Schwarzenegger, es actor!

¡Y será un gran presidente, aunque algún día tengamos que reformar la Constitución para poder elegirlo! Esa es nuestra fuerza: en California concentramos la mayor cantidad de ilusiones por metro cuadrado de todo el universo.

 

'On line' o 'out' total

La fama es un amor de producción en cadena y, al igual que las drogas, al proporcionar placer a lo bestia, te vuelve insensible a la justa medida del goce; así, la fama vuelve irrelevante cualquier amor para los famosos. Los colgados que siguen las 24 horas de la vida de Britney Spears están tan enganchados a sus miserias on line como la propia Britney a exhibirlas. Lo cuentan -sus vídeos de promo en la red son tronchantes- Ruthanna Hopper y Amanda Goldberg (también realeza Hollywood) en la sátira Celebutantes. Ruthanna me explica cómo hoy la fama no admite medias distancias, pero, tras escucharla, me llevo la impresión de que no ha acabado de decidir si quiere estar in on line o out total.

FCR

Fidel Castro ha declinado a los cargos que la Asamblea de Cuba le había asignado. Es un deslinde simbólico del poder, aunque de facto seguirá siendo el gran referente de la isla hasta su último suspiro y más adelante.

Castro fue una de las figuras políticas que admiré en mi juventud. El aura que derraman las imágenes de Ernesto Guevara y el propio Fidel suelen ser irresistibles en los adolescentes politizados. Además, la historia complementaria de los barbones buenos que se imponen a los ricos explotadores malos es un aliciente, sin duda. Mi fervor fue declinando por varias razones. Algunas lecturas, algunas dosis de hiperrealidad, algunos desencantos. El sello final fue ver a un colega traerse a una joven oriunda de la isla como “novia” con el aval (y 30 dólares de por medio) del gobierno de ese país.

La renuncia de Fidel tiene mucho de esa sentencia pronunciada por Karol Wojtyla de que se iba, pero no se iba. En efecto, no cambiarán grandes cosas en Cuba porque aún sigue vivo y el poder lo ha descentralizado en piezas clave, una de ellas, su propio hermano Raúl.

Sin embargo, una alerta para aquellos que tengan pensado visitar la isla para disfrutar de todas esas cosas que se cuentan que uno encuentra fácilmente por allá. Este anuncio no cambia las cosas radicalmente, pero sí acelerará su desenlace. Así que, si tienen pensado ir, apresúrense…

martes, febrero 19, 2008

Día común

Hace una semana salí del Metro Balderas y caminé frente a la Biblioteca México. Eran alrededor de las 14.30 horas. Por el parque vi a toda esa caterva de estudiantes de las escuelas públicas de la zona. Unas chicas aventaron a una de sus compañeras al agua que, por extraño que parezca, llenaba una de las fuentes. A pesar de que traía los audífonos montados pude escuchar los gritos y las risas.

Al llegar a la esquina de la Biblioteca pude darme cuenta de que un tipo le hacía señas a otro. Esos mensajes cifrados iban dirigidos hacia mí. Algo así como “éste”. Al voltear pude notar que el otro era un jovenzuelo de gafas oscuras, camiseta de tirantes, pantalones abultados y mona en la mano. A lo mejor se equivocaron, pensé, y seguí caminando. Sin embargo, las alertas ya se habían encendido. Y, en efecto, pasos adelante comprobé que se habían levantado de sus lugares y caminaban en la misma ruta que yo.

Por un momento dudé en seguir o cruzar la calle o regresar al subterráneo. Es decir, la primera hipótesis era que todo se trataba de una coincidencia: los guiños, el caminar en la misma dirección, mi paso por el lugar. Pero otra también apuntaba a que eso no era nada normal. En esas estaba cuando vi a un conocido acercarse por la acera. A pesar de que no somos colegas ni nada, nos detuvimos a cruzar unas palabras. Te veo más delgado, me dice, y yo sí, ah, claro, es la dieta. El punto es que yo estaba más pendiente de lo que hacían estos dos chavales. Uno detrás de otro pasaron a nuestro costado sin voltear. El de las gafas simulaba aspirar su mona, al tiempo que caminaba en actitud retadora. El otro podía deducirse por su facha y posición que era el segundo de abordo. Bueno. Cuando los miré alejarse hasta la esquina me dije, falsa alarma, tranqui. Puse más atención en la plática y, segundos después, nos despedimos. Quité de mi cabeza la idea de pedirle que me acompañara a algún otro sitio o de plantearme mis dudas.

Entonces, ya con menos presión, pero sin los audífonos puestos, continué mi camino. Ah, error. Una vez que estos chicos se dieron cuenta de que yo seguía, volvieron a levantarse de su improvisada sala de espera y comenzaron a caminar hacia mí. La alerta pasó de amarilla a roja intensa. Ya no había duda: estos me estaban cazando. Al menos un cd player o un iPod pensaron que podía ser el botín de la tarde. Crucé la calle, justo frente a una secundaria, e intenté seguir. Nada. Su actitud ya no dejaba lugar a dudas: estaban buscando también llegar al otro lado.

Ya había pasado bastante agua bajo el puente desde la última vez que había experimentado esta cuestión del peligro en el ambiente. La única ocasión en que me han asaltado en la Ciudad de México ha sido en el cruce de Miguel Ángel de Quevedo y Universidad, luego de salir de la librería Gandhi, alrededor de las 15.00 horas, enfrente de los puestos de tacos y revistas de ese sitio. Sobra decir que muchos vieron lo ocurrido y que nadie hizo nada por evitarlo. Bueno. Entonces decía que volví a percibir ese riesgo flotante. Algo que no puedes explicar, pero que estás seguro de que existe y que te rodea. Si continuaba iba directo a un encuentro con estos tipos. No podía jugar al temerario ni al indiferente. A pesar de que estaba en la hora exacta de la entrada/salida de clases, y que había cualquier cantidad de vendedores de dulces, críos y mamás histéricas, adolescentes en brama y uno que otro despistado, podía apostar a que nadie iba a hacer nada si era abordado por gafotas y su colega. Por un momento sentí ese lugar como un callejón sin salida y una trampa. ¿Cómo salir de ahí?

Lo único que se me ocurrió fue voltear alrededor. Una especie de búsqueda de la salvación. Lo que pude observar fue una fila de varios taxis sin pasajeros. Bueno, la graciosa huida, ¿qué más queda? Afortunadamente abordé un clásico VW ecológico casi de forma inmediata. Una vez adentro sólo dije siga de frente. Ahora lo que tenía en mente era, primero, que pudiéramos avanzar rápido y, segundo, que no me vieran en mi escapatoria e intentaran detener el coche y bajarme (o subirse ellos). Pasamos justo frente a gafas de mona, el cual estiraba el cuello buscando, ya en una actitud francamente abierta, a la presa que de repente se había esfumado.

Calles adelante pude poner atención a la perorata del taxista sin ton ni son. Lo de siempre: que si el gobierno, que si las marchas y tal. Quise detenerlo y contarle lo que acababa de ocurrirme pero, ¿para qué? Debe tener mil historias más emocionantes e intensas en su recorrido. Por un momento dejé que todo fluyera, me recosté en el asiento, miré por la ventanilla y pedí bajar en cualquier esquina.

Ya no he vuelto a pasar por esa calle.

lunes, febrero 18, 2008

Public fashion emergency

No suelo ser muy quisquilloso para las cuestiones de la moda y tal. Bueno, no tanto. Sin embargo, he notado un detalle del funcionario público que ahora ocupa el nivel superior jerárquico a mi puesto: casi toda la semana usa la misma corbata.

En efecto, al principio no le di importancia, pero es tan notable la cuestión que un día la miré y me dije, bueno, aquí hay algo raro: se trata de una café con rombos azules y sí, al día siguiente ahí estaba, dos días después también, hoy igual. Además, lo peor es que ya viene coloreada con una mancha blanquecina justo a la mitad, lugar donde suelen caer esos restos traicioneros de comida y bebida que nos joden la existencia. ¿Entonces?

Recuerdo que cuando ingresé al Ministerio no tenía la suficiente cantidad de ropa para la ocasión, es decir trajes, corbatas, camisas, zapatos y tal. El guardarropa se va ampliando con el tiempo, sobre todo si la primera vez aún eres estudiante. Pero, aquí lo quiero destacar es que, bueno, al menos hay que mantener un monitoreo sobre la limpieza de nuestras prendas.

Tengo la sospecha de que algo similar sucede con las camisas del personaje en cuestión, es decir que la rotación no es tan constante, pero ahí no tengo las pruebas suficientes. Estos detalles se vuelven más notables cuando se hace alarde de haber desempeñado antes otras responsabilidades en el sector público y de haber viajado por el planeta. ¿No hay recursos para al menos otra corbatita?

El toque nacional

El asunto del bombazo del viernes no es algo que se deba tomar a la ligera. Se trata, quizás, de la primera de varias manifestaciones que el crimen organizado montará para desafiar al Estado. De hecho, en este blog lo había señalado hace unos días: que ante los golpes que le habían propinado las policías del país y el Ejército, era probable que reaccionaran atacando objetivos civiles para obligar a la Administración Pública Federal a negociar.

Sin embargo, no deja de llamar la atención un hecho que bien podemos denominar como “el toque nacional”. ¿A qué me refiero? A que en esta clase de acontecimientos por lo regular ha habido errores por parte de los atacantes.

Veamos, por ejemplo, lo que sucedió en septiembre de 1994, fecha en la que fue asesinado el ex secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, en la calle de Lafragua. En esa ocasión, el asesino fue capturado metros adelante de la escena del crimen debido a que la metralleta que utilizó se encasquilló. En el caso de este viernes hemos visto que el objetivo real del atentado no era el lote baldío de la Avenida Chapultepec, sino presumiblemente la Glorieta de Insurgentes, entrada del metro y punto neurálgico de la Zona Rosa, o el propio edificio de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. El punto es que la bomba le estalló antes de tiempo a la persona que debía realizar la logística.

domingo, febrero 17, 2008

Los ladrones viejos

En efecto, este es el nombre correcto del filme que quería ver y que finalmente sí vi este fin de semana. Aunque, más que película se trata de un documental, por cierto, premiado como el mejor de su tipo en el Festival de Cine de Guadalajara.

¿De qué va el asunto? El director, Everardo González, ha entrevistado a cinco afamados ladrones recluidos en la Ciudad de México, los cuales alcanzaron sus máximos logros --si es que así se le puede llamar-- durante las décadas de 1960 y 1970. Ahí aparecen los testimonios de estos personajes sobre su origen, sus peculiares códigos de ética y sus más celebrados golpes, como el que protagonizó "El Carrizos" a la casa de dos ex presidentes mexicanos.

Sin caer en la lágrima fácil, ni mucho menos en el maniqueísmo simplón, González nos lleva de la mano por ese mundo en colores ocre que era el Distrito Federal de hace 40 años, en donde los criminales tenían ética y honor, al tiempo que los policías disfrutaban de algunas prebendas en el ejercicio de su poder (por ejemplo, detener a sospechosos sin orden de aprehensión de por medio).

Como detalle curioso, frente a nosotros había una pareja de argentinos (lo sé porque estos tipos son bastante presuntuosos con su acento y lo exponen a todo pulmón en cualquier sitio) que, luego de unos minutos de proyección, abandonaron la sala. En efecto, este documental está hecho y dirigido, mayoritariamente, hacia el público mexicano y, por añadidura, chilango.

Recomendable entre la inusual buena oferta de películas en la cartelera comercial que incluye obras como No country for old men, Sweeney Todd: The demon barber of Fleet Street, Juno y Párpados azules (me duermo cuando las veo en el DVD).



Efraín Alcaraz Montes de Oca, "El Carrizos".

viernes, febrero 15, 2008

El día después de ayer

Un viernes de quincena post día del amor y la amistad. Por las calles se experimenta un tráfico más intenso que el común de la semana laboral. Muchos traen cara de resaca por las celebraciones de anoche. No me refiero a una intensa ingesta de alcohol, tabaco y estupefacientes, sino más bien a la lubricación y fricción de los cuerpos, al viejo intercambio de fluidos corporales (aunque sea nada más baba). Sin embargo, la motivación de recibir un tanque de oxígeno directo a la billetera ha animado a varios de estos soldados de Cupido a arrastrar sus pasos hasta esta oficina pública. Así, temblorosos y adoloridos, ahí estaban todos formados en la fila del ATM a las 09.30 horas.

Al menos este año nadie ha dado señales de querer organizar el clásico intercambio de regalos ni jugar al amigo secreto y tal, sobre todo la secretaria que no hace realmente mucho durante todo el año, pero que es como particularmente inquieta para la cuestión fiestera cuando se avecina alguna conmemoración por pequeña que sea. Creo que estas son prácticas que bien podemos ubicar en el periodo del PRI-cámbrico tardío, aunque también ocurren mucho en la iniciativa privada, por lo que he podido observar.

La clase de anoche lucía semi vacía al principio. Después, uno a uno fueron llegando la mayoría de los estudiantes. La parvada que se sienta en la extrema derecha de plano ni se asomó. Mi política siempre ha sido que con un alumno sentado es suficiente para arrancar la sesión. Sin embargo, anoche era un tema bastante atractivo y sí me interesaba que estuvieran presentes casi todos (hablamos sobre el viejo Maquiavelo y su obra). La buena nueva fue que, al final, sí hubo quórum, aunque tuvimos que avanzar en medio de un salón decorado de globos azules en forma de estrella y cajas de chocolate engalanadas con listones rojos.

Este fin de semana quiero ver una película que recién han estrenado ayer y que trata sobre unos ladrones mexicanos recluidos en celdas como Lecumberri, actual Archivo General de la Nación. Algunos de estos son muy famosos, por ejemplo, el que se metió a robar a la casa del ex presidente Echeverría sin que lo pillaran. En LL ya la había recomendado Fernanda Solórzano y eso es como garantía. Por cierto, esta noche todos a verla en el Canal 40 a las 23.00 horas. Bueno. Entonces decía que ése es uno de los objetivos para este sábado y domingo.

Por cierto, en estos días también arranca la feria del pueblo, la cual se acompaña cada tres años de la subida al poder de un nuevo ayuntamiento. Imaginen el cuadro: la fiesta religiosa de la comunidad, aderezada por los festejos paganos de la nueva –o reciclada—clase política que toma las riendas. Un bonito cuadro costumbrista que bien puede competir de tú a tú con filmes como Calzonzin Inspector o La Ley de Herodes. Música de viento en el quiosco que rinde ininterrumpido homenaje al chuntata-chuntata, sentidas palabras alusivas por parte del alcalde, abrazos que resuenan más de dos segundos y que dejan cimbrando espaldas y pulmones de los que los reciben y los dan, mucho confeti, mucha comida, mucho torneo de fútbol rápido y cachibol y, claro, mucho, mucho pueblo. Por supuesto, la reina y sus princesas (nuestra nostalgia por la metrópoli) apareciendo en algún programa de revista en la televisión nacional invitando al mundo entero a visitar la región, al tiempo en que dicen preparar platillos típicos con sus propias manos frente a las cámaras. Largas jornadas que incluirán actos “culturales” como la presencia de “artistas” en el gratuito Teatro del Pueblo, emociones fuertes en la Terraza Corona al ritmo de imitadores de Elvis y vedettes pertenecientes al gremio de las carnes frías, un inmenso ring de boxeo en las inmediaciones de la carpa que monta la cerveza Sol cuando los adolescentes han saturado sus riñones y sus venas de malta y lúpulo, altavoces que envidiarían los miembros del gremio microbusero en sus unidades dando a conocer las ventajas de adquirir productos de Santana, Tlaxcala, en forma de cobertores con imágenes de venaditos y ollas de peltres eternas, gritos desaforados que se desprenden de los juegos mecánicos conocidos como el Trabant y El Martillo, aromas tentadores que provienen de trompos y comales en donde se cuecen las partes más jugosas de las reses y que terminarán envueltos en tortilla en los intestinos de los parroquianos, vacas Charolais y bueyes Herford que miran con sabia parsimonia a niños y sombrerudos que transitan frente a ellas al tiempo en que vociferan cuánto saben respecto a estos animales… Aaaah, ya hasta me han dado ganas de ir.

Cierro esta publicación escuchando You can’t always get what you want de los inmortales Stones, pero en la versión de Ituana para el álbum Bossa N’ Stones 2 (no está tan bueno, pero sus canciones son digeribles para un viernes soleado por la mañana).

jueves, febrero 14, 2008

San Valentín Gómez Farías

O es mi imaginación o en verdad los capitalinos se han tomado demasiado en serio esto del dichoso “Día del Amor”. Las chicas andan como bastante arregladas por las calles, incitando a la atracción de las miradas. Los restaurantes lucen semi llenos con las clásicas escenas de mesas adheridas para dar cabida a todos los invitados. El color rojo predomina en forma de globos, rosas, chocolates y tal. La costera de Tlalpan ya debe estar a su máxima capacidad en estos momentos, emitiendo su concierto de gemidos y promesas hacia el universo. En general, se percibe una especie de ambiente festivo que, sin alcanzar los niveles apoteósicos de diciembre, sí colorea este jueves de mediados de febrero.

San Valentín es un fiasco. Una de las peores tergiversaciones de una fecha que encarnaba otro espíritu y ha desembocado en algo artificial, fatuo, hipócrita y aberrante. No es que no crea en el amor. Al contrario. Más bien me jode observar todo ese dizque impulso amoroso perecedero y motivado por todos excepto la sinceridad y… el amor.

En fin. No hagamos las veces del Grinch Valentín. Simplemente es que este día debería ser abolido, casi tanto como el “Día del Taco” y el “Día de la Familia”.

miércoles, febrero 13, 2008

Un mundo mejor es posible

Una de las antiguas costumbres de este buroblog ha sido compartir con los lectores noticias relacionadas con el medio burocrático. Bueno, pues hoy estamos hinchados de orgullo en retomar esta bonita tradición.

La nota que a continuación se adjunta nos devuelve la fe en un mundo en el cual la igualdad y la equidad sean posibles. Se trata de un paso adelante en la historia de la humanidad (al menos la que labora en el sector público). Una señal de que, en efecto, nos encontramos en el Siglo XXI de la Era Cristiana en términos de civilización y condiciones laborales. Pero, basta de preámbulos: veamos…

 

No son vacaciones: primer hombre con licencia de paternidad

Julio I. Godínez Hernández

El Universal

México, DF.

Miércoles 13 de febrero de 2008

El permiso con goce de sueldo tiene que ver con responsabilidad, sostiene Alfredo Villaseñor

Mateo nació en San Luis Potosí, su padre, Alfredo Villaseñor, capacitador de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), desde el viernes pasado salió para la capital del estado con la intención y de gozar de diez días con goce de sueldo con el pequeño, su mamá y sus dos hijos mayores. Alfredo es el primer hombre que goza de una licencia de paternidad en el país.

En entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.com.mx, Villaseñor asegura sentirse sorprendido, ya que, dice, no tenía conciencia de que era el primer hombre que goza de este beneficio.

Notablemente emocionado, Villaseñor sostuvo que “sobre todo, tiene que ver con una responsabilidad, pues digamos en sí no son unas vacaciones, implica la responsabilidad de asumir una paternidad responsable”.

Alfredo afirma que “esto lo lleva a admirar aún más a su esposa”, porque, sostiene, “esto es lo que ella hace todo los días. Es un trabajo arduo, porque implica mucho esfuerzo: hacer la comida, llevarlos a la escuela, bañarlos, lo malo es que ni siquiera es remunerado”.

“Esto es algo que muchos de los hombres están esperando, aunque hay muchas dinámicas que hay que cambiar en nuestra sociedad, porque también sigue persistiendo mucho machismo, y espero que también, si esto se va generalizando, no se tome como unas vacaciones”, afirma al tiempo que se ríe.

“La idea de la CDHDF es seguir educando a partir de los valores sobre la equidad de género. Porque la intención es asumir relaciones más equitativas” y espera que en algún momento, cuando Mateo sea grande, esto sea muy común para él.

Acerca del procedimiento para realizar el trámite en la CDHDF Villaseñor asegura que el procedimiento no fue nada “engorroso”, fue muy sencillo, “avisar, realizar un oficio de justificación y esto va acompañado del certificado de nacimiento”, aunque dice desconocer si va a ser igual para todas las organizaciones.

martes, febrero 12, 2008

Conferencias y fútbol americano estudiantil

Bueno, un tema que también no podemos dejar pasar en la agenda de este buroblog es el de la reciente bifurcación de la ONEFA en dos ligas: la que se seguirá llamando “de los grandes” y la que ahora tendrá el título tentativo de “central”. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se ha dado esta escisión en el fútbol americano estudiantil de México?

Según los reportes periodísticos aparecidos desde la noche del sábado, luego de la reunión de los integrantes de la ONEFA (Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano) en Xalapa, Veracruz, la Universidad Nacional y el Politécnico Nacional decidieron instrumentar esta propuesta de separación porque las condiciones de competición no son equitativas con los representativos de las instituciones de educación superior privada, es decir los cuatro campus del Tecnológico de Monterrey, la UDLA y, aunque públicos, los Tigres de la UANL. En su opinión esto ha generado que se pierda el interés y que los resultados sean previsibles. Entonces, lo que ahora hay son dos conferencias en las que jugarán equipos que, en teoría, tendrán el mismo nivel.

Lo anterior ha generado diversas reacciones e interpretaciones. Por un lado, que esto crea de facto una liga de pobres y otra de ricos y que, al final del día, dejará de mostrar el verdadero nivel de competencia del fútbol americano colegial mexicano. Por otro, que se ha hecho un acto de justicia ante los abusos que cometen los cuadros privados, los cuales, claro, cuentan con mayores recursos y argucias para reflejarlo en los inamovibles resultados de los últimos años (el Tec de Monterrey es tetracampeón y, al parecer, la racha se seguirá extendiendo por varias temporadas más, a pesar de la resistencia de sus hermanos de Atizapán).

En mi opinión, cuando leí la noticia me desconcerté. Es decir, los 12 originales son los grandes, se separen o no. Debajo de ellos están otras ligas que les confirman tal estatus. Por supuesto, no me gusta que siempre las universidades privadas ganen, ya que, en efecto, muchas veces lo realizan por medio de condiciones que las públicas no cuentan o que están muy lejos de alcanzar. Pero el punto a aclarar es saber si cada nueva conferencia aportará a su respectivo campeón para, después, disputar algún tipo de súper tazón mexica que nos dé al verdadero e indiscutible monarca estudiantil. Desde ahora preveo que siempre será algo así como Tec de Monterrey versus IPN o UNAM en el campo de la capital de Nuevo León.

Es difícil dar un argumento de aprobación o rechazo tajante. Me explico: cada una de las posiciones tiene mucho de razón. Apoyaría esta medida en el sentido de que sí es un abuso el de las privadas y que, a este ritmo, nunca jamás dejarán de ser campeones los Tecs y, peor aún, en el mediano plazo la liga estaría compuesta sólo por sus campus. Pero también no la apoyo del todo porque, bueno, esto también debería motivar a que las públicas, sobre todo la Universidad Nacional, busquen formas alternativas y eficientes para competir al tú por tú y, sobre todo, a no claudicar.

En fin. El asunto es interesante porque no sólo va de por medio un tema que genera pasiones como el deporte, sino que también es un indicador de lo que ocurre actualmente con la educación superior en el país. El viejo dilema de las públicas versus las privadas. Es más, hasta el asunto de la educación en el país se refleja en este tema: ¿es mejor la que brinda el Estado o la que dan los particulares?

Por cierto, un punto que sí sería rescatable de esta propuesta es que los Osos Acatlán subirían de categoría para integrarse a la tal conferencia central. Bueno, otro punto bueno y malo al mismo tiempo. Preferiría que mi escuela alcanzara dicho nivel por su propio esfuerzo y no como consecuencia de un asunto del azar.

Sobre los cambios

El domingo leí en la revista “Día Siete” de El Universal la crónica que hace un DG del Ministerio de Exteriores sobre la burocracia de su ámbito. La columna se llama “Antropología de la administración pública” y trata sobre temas que tienen que ver con los usos y costumbres de este tipo de oficinas y sus habitantes, tal y como es la idea original de este blog.

En la entrega del 10 de febrero se narró lo que sucede cuando llegan los nuevos, es decir cuando hay un proceso de cambio de personal originado por los motivos más diversos, por ejemplo, la caída de un Ministro y la consiguiente subida de otro, lo cual arrastra o catapulta a sus respectivos equipos de trabajo, la renuncia tersa o ruda de un mando superior, la jubilación de alguien, el salto de una oficina a otra de algún afortunado, el adiós por los supuestos beneficios del retiro voluntario, entre otros. El común en todos los casos, sin embargo, es la incertidumbre que generan los movimientos en todo el ánimo de la plantilla.

En mi historial dentro del servicio público me ha tocado presenciar –y experimentar—este tipo de actos y sus consecuencias en varias ocasiones. Así, he visto cómo algunos que llegaron con los equipos anteriores quedan huérfanos –no hay mejor palabra para ilustrar su súbita condición—cuando sus soportes deben retirarse, cómo los nuevos llegan cargados de soberbia y voluntarismo y, sobre todo, cómo a la vuelta de algunas semanas caen en lo mismo que decían combatir al principio, cómo las lealtades de las secretarias y el personal operativo desaparecen como por arte de magia cuando ya no se pertenece al grupo en el poder, cómo no faltan los zalameros que intentan congraciarse con los que arriban para permanecer en el puesto o para joder al que se las debe, cómo la estabilidad es algo que no suele campear por estos rumbos, cómo la resistencia se convierte en un artículo de fe y modus operandi.

La entrada en vigor del servicio profesional de carrera ha intentado acotar la discrecionalidad de los despidos y los ingresos en la administración pública federal. Sin embargo, también ha generado una especie de segunda burocracia inamovible (la primera es la del sindicato), en la cual una vez logrado el nombramiento todo lo demás es navegar con banderas de parsimonia. Además, muchos competidores han ganado los concursos de ingreso porque estos ya están teledirigidos o hechos a modo para el aspirante. Entonces, más que generar un funcionariado público imparcial y eficiente, en algunos casos estamos reproduciendo los vicios de antaño bajo el maquillaje de la Ley respectiva (lo cual es peor porque se muestra que ya todo está corregido).

En fin. Por lo regular los procesos de cambio en la ocupación de plazas generan incertidumbre, tensión y confusión. Un juego perverso en el que nada es lo que parece y nunca sabes quién está con quién o cómo actuará de un minuto al siguiente. Así sea la oficina más modesta de una estructura organizacional de mediano alcance, así sea la alcaldía más recóndita de algún estado del sur, siempre, siempre la intriga y la simulación estarán presentes en este tipo de actos.

Un antiguo profesor universitario nos decía que, si lográbamos ingresar a la administración pública (no especificó en cuál de los tres ámbitos), nunca deberíamos olvidar que siempre íbamos a tener un pie adentro y uno afuera durante todo nuestro desempeño. Es cierto. Sin embargo, frente a ciertas circunstancias surge también otra pregunta: resistir, ¿vale la pena?

domingo, febrero 10, 2008

1430

Esta es la entrada mil 430 del blog. Hubiese sido mejor alardear la cifra en un número más significativo, por ejemplo, el mil 500. El problema es que luego no me doy cuenta en cuál vamos, así que de una buena vez lo pongo a consideración. En fin.

La semana que pasó fue rara. Un compañero de la oficina falleció justo antes de irnos de puente. Según lo comentado, una gripa mal tratada y peor diagnosticada fue el origen del fin. Descanse en paz el buen Toño. Pero también hubo otra baja, la de un familiar cercano. Desafiando la máxima de que enero y febrero son de desviejadero, ambos nos dejaron siendo bastante jóvenes (35 y 27, respectivamente). A pesar de la frase trillada y desgastada, estos casos nos ilustran lo frágil que es la existencia y la necesidad de aprovecharla al tope o, al menos, hasta que nuestras capacidades físicas y mentales lo permitan.

Casi sin quererlo hemos arribado a la mitad del segundo mes de este año. Este nuevo ciclo que arrancará en unos minutos nos deberá traer al inefable "Día del Amor y la Amistad", uno de los que más detesto del año. Esas escenas cuestionablemente verídicas de armonía y miel por las calles y los locales comerciales me parecen nefastas, no de hoy, sino de siempre. Globos, corazones, chocolates, tarjetas y canciones melosas en la radio: el cuadro ideal para subir el nivel de glucosa en la sangre.

Si el Día de la Madre es injusto (acordarse sólo por 24 horas del papel crucial de las madres en la vida de las personas), rememorar a San Valentín para dar fe del amor y la amistad hacia los otros es aún peor: al menos en el caso de las progenitoras existe un fin legítimo. ¿Tengo que amar al de al lado sólo porque es 14 de febrero? ¿Qué hay de los siguientes 365 días (en el caso de un año bisiesto como este 2008)? Espero que en la oficina no se les ocurra montar algún numerito conmemorativo. Y si no, pues ya lo estaré narrando por acá después...

viernes, febrero 08, 2008

Los Rolling Stones en la Berlinale


Arribando...

Saludos a la Legión Stone.

Los Inmortales.

Shine a light!

Stones / Scorsese / Berlín

"Los Stones eran mi objeto del deseo, fueron la música de mi vida".

Genio y figura. El Más Grande de Todos Los Tiempos: KEITH RICHARDS.

jueves, febrero 07, 2008

Abre documental de Rolling Stones la Berlinale

Presenta Martin Scorsese en el festival de cine alemán Shine A Light, el documental que filmó sobre la banda británica

Los Rolling Stones elevaron la Berlinale al firmamento del rock con "Shine A Light", el documental de Martin Scorsese que abrió hoy la 58 edición del Festival de Cine y que traduce en cine la pura "Satisfaction" del incombustible Mick Jagger.

Abrir la Berlinale siempre es un privilegio para el film elegido y en esta ocasión lo fue mucho más para los presentes y por partida doble: nunca se filmaron tan bien las arrugas más vivas del rock y, encima, los dioses Stones desfilaron en pleno por la alfombra roja.

"Los Stones eran mi objeto del deseo, fueron la música de mi vida", declaró Scorsese ante la prensa, en calidad de comandante de una banda a la que la Berlinale recibió con la pasión de una masa de "groupies" (fans que persiguen a sus ídolos musicales de ciudad en ciudad).

"Es un honor para nosotros estar aquí. Es la primera vez que un documental musical abre un festival así. Nuestro agradecimiento al director, Dieter Kosslick", saludó Jagger, caballero y carismático como en el film, sólo que sentado y sin dar brincos.

Los Stones desembarcaron haciendo alarde de buenas maneras y con caras de buenos chicos. Conciliadores, incluso con quienes reprochaban que una película no tiene la fuerza de un concierto.

"No es un concierto, es un film", resumió Jagger, mientras Keith Richard sentenciaba que lo grandioso de todo fue no notar el despliegue de cámaras organizado por el equipo de Scorsese.

"Tratamos de estar lo más cerca posible de un concierto sin llegar a ser un incordio", enfatizó Scorsese.

"Shine a Light" no es ni un concierto filmado ni un documental al uso, tejido con las piezas más emblemáticas de la banda salpicadas por declaraciones de sus héroes. Es un film con un lenguaje propio, en el que Scorsese sabe dar a cada plano un toque mágico.

La cámara recorre cada arruga, vena, arteria y fibra de Jagger, convertido en una categoría humana propia ante la que sólo cabe la pregunta de cómo puede sobrevivir a sus conciertos.

Keith Richards, con su permanente aspecto de acabar de caer del cocotero; Ronnie Wood, alter-ego o imitación del anterior, y el monosilábico Charlie Watts, incapaz de hilar una frase completa, son sus comparsas en un universo con Jagger como único astro rey. Ese mismo cometido cumplieron ante la prensa de la Berlinale.

El núcleo de las imágenes salen de un concierto exclusivo -2.800 plazas- en el Beacon Theater de Nueva York, en 2006, con el ex-presidente Bill Clinton en el papel de "telonero" de los Stones, presentando la actuación como una gala contra el cambio climático.

Un par de toques maestros de Scorsese retratan la ironía del conjunto. Desde Richard saludando cortesmente a la madre de Hillary Clinton, a las niñas bien, apelotonadas ante el escenario, rendidas a cada brinco de las caderas de alfeñique de Jagger.

En el mismo tono se intercala un dúo con Christina Aguilera, aguantando el empaque de Jagger sobre unos tacones "alámbricos" de equilibrio imposible, o el mismo Scorsese, preguntándose si es cierto que el líder de los Stones puede arder si se le coloca bajo los focos.

Con la periodicidad justa para no aburrir ni romper las piezas, Scorsese incorpora impagables escenas de archivo, con Jagger o Richard jovencitos y explicando a ciertos guardianes de la moral que no son anarquistas drogadictos.

Por momentos, el espectador se siente ante el concierto como amputado en su butaca, envidioso de las niñas que sacan fotos con el móvil al dios Stone. Luego se consuela ante la evidencia de que está ante un lenguaje distinto, el cine, y que en un concierto jamás ha estado tan cerca de cada requiebro de piel de Jagger.

En directo o de archivo, "Shine A Light" muestra a un Jagger sexy como nunca. Tanto en los primeros años de la banda, cuando suelta casi mesiánico que a los 60 piensa seguir en lo mismo, y también superadas ya todas esas décadas.

Jagger se exhibe como el órgano vital que es, mientras Richard muestra maltrechos bíceps y antebrazos, por los que habrán pasado muchas cosas, pero no precisamente fibra.

La constelación de los Stones, al completo, Scorsese y el producto final, "Shine A Light", convirtió la apertura de la Berlinale en acontecimiento histórico.

Un privilegio también para el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, que desde luego no tendrá que explicar a qué viene colocar un documental musical para abrir un festival de cine, por supuesto fuera de concurso. Por pura "Satisfaction".

Come de mí, come de mi sangre

Hoy amanecí recordando a La Fonda Margarita, estanquillo dedicado a la venta de desayunos especialmente diseñados para resacosos durante las madrugadas de los fines de semana en la colonia Del Valle de la Ciudad de México. A ese lugar llegué guiado por mi gran colega César, mejor conocido como Tarzán, radicado desde hace algunos días en León. Hace poco vi que la incluyeron en un número de la revista Chilango y también me he dado cuenta de que su fama es notable entre la comuna etílica. Sólo por un momento me dieron ganas de estar crudo: para arrastrar mis pasos tambaleantes hacia ese lugar y pedirme un cerdo en verde muy picoso con un café de la olla y un Sidral Mundet. Aaaaaah.

El IFE sigue acéfalo. Bueno, tiene a su líder en el Viaducto Tlalpan, pero provisional. De acuerdo a los reportes periodísticos de esta mañana, se perfilan en la terna definitiva –establecida por las fracciones parlamentarias en el Congreso—Leonardo Valdés (ex IEDF), Benito Nacif (CIDE) y Marco Antonio Baños. A mí me hubiese parecido mejor que fuesen Mauricio Merino, Genaro Góngora y uno poblano que ahora mismo no recuerdo su nombre, pero que ha mostrado como bastante eficiencia en esos menesteres comiciales. La designación ha tergiversado en una reverenda pachanga que, desde ahora lo puedo apostar, no dejará contentos a varios partidos. Si en un comercial de la televisión un tipo se cuestionaba con angustia por qué entre 100 millones de mexicanos no podíamos encontrar a 11 que jugaran bien, eso mismo se puede aplicar al hecho de no poder hallar a tres que sean honestos, trabajadores e inteligentes.

Mientras venía rumbo al Ministerio leí la cabeza de un diario en el que destacaban las declaraciones de una funcionaria de la ONU en materia de derechos humanos, la cual pedía retirar la Ejército de la lucha contra el narcotráfico, o bien, que éste sea vigilado por los civiles. En lo segundo estoy de acuerdo. Pero, ¿dar marcha atrás en este preciso momento a la participación del Ejército en dicha tarea? Me parece una petición políticamente correcta y propia, pero totalmente fuera de realidad. Es decir, ¿quién más que las Fuerzas Armadas pueden hacerle frente, con relativo éxito, al narcotráfico y el crimen organizado ahora mismo? ¿Las policías estatales? ¿Las municipales? Hombre, claro que no. Las palabras de la señora son totalmente sensatas desde el punto de vista del deber ser, pero totalmente alejadas de la razón de Estado.

Ayer vi por la televisión, al igual que no sé cuántos millones de compatriotas más, el partido México versus Estados Unidos en el fútbol. Un empate con sabor a derrota. Una conclusión que tuvo consenso entre los narradores deportivos es que esta generación “exitosa” de futbolistas mexicanos quizás esté rebasando al propio técnico nacional. Es posible. Aunque tendríamos que partir del hecho de saber si realmente es la “mejor generación” de jugadores mexicanos, sí pienso que Hugo Sánchez está por debajo de las expectativas del fútbol moderno y competitivo. Bueno, aunque aquí más bien tendría que decir que Sergio Egea (verdadero técnico nacional, el poder detrás del poder, el Córdoba Montoya del balompié mexica), no llena los zapatos de esta responsabilidad.

La historia de Britney Spears comienza a hartarme. Necesitamos una vuelta de tuerca contundente: o se cura y vuelve a triunfar a lo grande o tiene un desenlace fatal. En este momento ya no hay lugar para las medias tintas.

miércoles, febrero 06, 2008

La guerra, por otros medios

Mauricio Merino

Max Weber sabía que, para ganar trascendencia, la política debía tener causas y no sólo deseos de poder. Sin embargo, desde que hay memoria histórica, la dominación de unos sobre otros ha sido la esencia de la acción política. Una condición que ha significado, al mismo tiempo, su mayor desafío, pues cada vez que la dominación a secas se impone sobre los propósitos compartidos, la política se vuelve guerra. Pero no cualquier guerra, sino la más feroz de todas: la que quiere acabar con el contrario, simplemente porque lo es.

En busca del rasgo distintivo de la acción política, Carl Schmitt encontró que la relación amigo-enemigo era la única que podía observarse con nitidez y en cualquier circunstancia. Para tener sentido, la política ha de identificar quiénes son los aliados y quiénes los adversarios, aun a sabiendas de que unos y otros pueden cambiar de bando en cualquier momento.

Pueden ser incluso aliados hostiles o enemigos a modo, inventados para ganar batallas de conveniencia. Pero quien incursiona en los territorios de la política ha de saber que ninguno de esos roles es permanente: el amigo de ayer puede convertirse en el antagonista más peligroso mañana, y el adversario volverse un aliado indispensable para la siguiente contienda. De ahí que la política resulte tan engañosa: nada en ella permanece del todo y, sin embargo, la hostilidad entre los contrarios es totalmente cierta.

Por esa razón, la política tiende a simplificar situaciones complejas, pues al final del día todo se reduce a evaluar quiénes están de un lado y quiénes de otro. No obstante, la acción política también suele complicar hasta la desesperación lo que, a los ojos de cualquier otra mirada, parecería simple. Por ejemplo, Obama y Clinton son enemigos en la contienda que están librando por la candidatura de su partido, y nadie debería tener ninguna duda de que realmente utilizarán todos los medios posibles para derrotar al contrario.

Y lo mismo sucede con Alejandro Encinas y Jesús Ortega, quienes encabezan las preferencias visibles para ocupar la presidencia del PRD: aunque ambos pertenezcan al mismo partido, en este momento son adversarios hostiles y buscarán descalificarse y hacer todo lo que esté en sus manos para ocupar el puesto para el que están compitiendo. Más tarde, lo más probable es que vuelvan a ser aliados, pues la relación amigo-enemigo habrá concluido con la victoria de alguno de ellos y los campos de batalla se habrán modificado otra vez.

Alguien inadvertido podría preguntar: ¿cómo es que siendo aliados se agreden y se hostilizan de esta manera? Y luego volverá a preguntar: ¿cómo es que, luego de haberse agredido tanto, ahora aparecen una vez más como aliados? Parece cosa de locos.

Y hay un punto, en efecto, en el que esa dinámica de la acción política se convierte definitivamente en cosa de locos. La obsesión y la paranoia pueden ir de la mano, como advirtió hace tiempo Elías Canetti, para convertir la vocación de poder en una enfermedad grave. Ambos padecimientos se enlazan: quien ha tenido el poder quiere volver a tenerlo e incluso aumentarlo. Se obsesiona con la idea de ser la única persona que merece dominar a los otros, y cae en la paranoia: todos los demás quieren evitar que su poder permanezca y siente que lo amenazan, y quieren hacerle daño.

Para el enfermo de paranoia política, la relación amigo-enemigo pierde sentido, pues en la práctica todos son enemigos reales o potenciales. Todos están en su contra o pueden estarlo, si se descuida un minuto. Y nadie que no esté a la vista y se rinda a su voluntad merece un ápice de confianza. Es la tragedia de Macbeth, repetida por todas partes: la ambición de poder convertida en la única causa digna de ser perseguida. Tampoco es casual que John Rawls haya cambiado el nombre original de sus cursos de ética pública por el de sicología moral.

Por eso es indispensable que la política tenga causas, como proponía Weber. Es la única forma de reconocer a quienes se han vuelto locos y, enfermos de paranoia y obsesión de poder, acaban desconociendo las causas que habían invocado y confundiendo a sus antiguos aliados con enemigos eternos. También es un método para defenderse del daño que van provocando, pues sus batallas pierden sentido: ya no buscan la defensa de una bandera ni mucho menos la convivencia armoniosa entre todos, sino destruir a sus enemigos. Ninguna otra cosa vale la pena. Pero no se trata de una venganza sino de una forma de vida. La venganza tiene un destinatario, una persona o un grupo que debe pagar por lo que alguna vez hizo, mientras que la paranoia es una variante del miedo: todos son enemigos, excepto los sometidos, y todos deben caer.

Cuando la política abandona las causas, se vuelve la guerra de todos contra todos. Hobbes entendió la necesidad del Estado para conjurar ese riesgo y Maquiavelo supo, por su propia acción práctica, que lo único que no merecía justificación en la vida política era la destrucción de la convivencia y del bienestar de los gobernados.

Mucho más tarde, nació la idea del estado de derecho y la democracia moderna, precisamente para tratar de impedir que la ambición de poder de uno o de unos cuantos convirtiera la política en una patología sin remedio: en un territorio inaccesible y hostil, donde los enfermos se persiguen unos a otros, después de haber olvidado por qué lo hacían.

Todo esto viene a cuento porque la política en México se está perdiendo de causas y se está llenando de justificaciones abstrusas, entre paranoias y enemigos que se odian cada vez más. Nuestra única defensa es y será reclamar que nos digan las causas que están persiguiendo y exigir coherencia en la selección de las batallas, las armas y los enemigos. Hay que negarse a aceptar la guerra en la que nos estamos metiendo, sin propósito ni destino, y preguntar al menos hacia dónde nos quieren llevar y con qué medios. Si la mejor prenda del régimen democrático consiste en que los poderosos deben rendir cuentas de lo que hacen y buscan, hay que usar esa prenda. Aunque nos tilden de ser enemigos.

Profesor investigador del CIDE

martes, febrero 05, 2008

CultuTV

Este teclado nuevo está bastante bueno. Es casi silencioso. Y suavecito, ja. Siempre es bueno estrenar cosas. Hoy, por ejemplo, habrá nuevo grupo en la Universidad. En efecto, este martes comenzamos el semestre 2008-II. Según he consultado en la página de la Facultad, mi grupo sólo tiene un lugar disponible, lo cual significa que habrá casa llena. Claro, muchos de esos que están ocupando los asientos el primer el día emigran por ahí de la cuarta o quinta clase, después de analizar al profesor y de tramitar su cambio de grupo. Al final siempre se queda un poco más de la mitad original, lo cual es perfectamente sano.

Ayer vi de nuevo ese programa del Canal 22 que se llama Entrelíneas y me pareció bueno. Me refiero a la producción, los contenidos, los comentarios (a excepción del tal “poeta” que aparece hablando de libros de su materia). De hecho, creo que la oferta culturosa en la televisión nacional se ha incrementado de manera silenciosa, pero sustantiva. Vivimos una especie de renacimiento en el tema. Confabulario, los viernes en la noche por Canal 40, me sigue pareciendo el mejor. Y no sólo porque ahí están las chicas Holtz y Solórzano (o al menos la segunda sí permanece), sino porque siempre hay algo interesante en el programa. Pero también están otros como el que conducen Ricardo Raphael y Leonardo Curzio en el mismo 40 una hora antes de Confabulario. A este no le va tan bien como a los primeros (desde mi punto de vista, claro). Es decir, se salva por los invitados, pero no por las intervenciones semi-beodas de los referidos conductores, los cuales más que preocuparse por decir algo contundente están pendientes de que a su vaso no les falte whisky y por decir salud cada 1.3 minutos. Además, ¿de cuándo a acá Curzio es considerado culturoso? Bueno, ¿y Raphael? Más bien ambos son como del gremio político y de la izquierda exquisita.

Me gustaría que René Avilés tuviera su propio espacio en la tele, o bien, que el programa de la Revista de la Universidad que da TV UNAM con Ignacio Solares al frente fuese menos acartonado. También estaría por una aparición más moderada en la televisión de Nicolás Alvarado y de uno de sus colegas que trae un corte de cabello como del tipo de Carles Pujol. O que regrese Maruxa Villalta a la pantalla.