viernes, agosto 31, 2007

El post del viernes

Pues sí se pudo. Terminamos los informes y todos felices y contentos.

Nos merecemos un descanso.

Ascenso y caída de una reina


Es un tema trivial, sí, pero que debemos abordar tarde o temprano.

No tengo empacho en aceptar que, allá por los inicios de la primera década de este siglo, yo era uno de los que afirmaba con fervor que Britney Spears era casi casi como la nueva Marilyn Monroe. La chica rubia, mona, ingenua y con todo un planeta por devorarse. El objeto del deseo de toda una generación.

Claro, tenía sus defectos como esas declaraciones ridículas de que iba a llegar virgen al matrimonio y tal. Sus canciones tampoco eran un dechado de virtudes y sus poses de niña tonta, al tiempo que la hacían deseable, también la volvían agradablemente insoportable. En fin.

Pero, luego, algo pasó. Algo que ya todos sabemos o que hemos seguido en los medios porque, de un tiempo a esta parte, la Spears sólo aparece en las noticias para darnos más y más señales de decadencia: que se casó ebria en Las Vegas con un ex compañero de clase, que luego se divorció arrepentida y resacosa, que luego se volvió a casar con su bailarín, que engendró dos críos, que engordó, que se gastó una fortuna en el marido holgazán, que conducía con uno de los críos en el asiento delantero, que se rapó, que ingresó a una clínica de desintoxicación, que se escapó, que volvió a entrar, que se fue a golpes de paraguas contra una camioneta, que luego dijo que estaba "ensayando" para una obra, que apareció sin bragas descendiendo de un coche, que sus amigas la Hilton y la Lodshay (o como se escriba), que ahora The Sun sacó una foto de sus prominentes estrías en las piernas, que bla, bla, bla...

Triste caso de alguien que tuvo todo y que ahora no es mas que una decadente caricatura de lo que fue.

Sin embargo, se ve que la pasó bien, tal y como lo demuestra la foto que ilustra esta publicación. Los tiempos felices en los que nada parecía importarle más a la chica que estar sujeta de su amor y su razón de ser. Luego eso mismo fue lo que la llevó al despeñadero.
Como diría una de sus propias canciones: my lonelyness is killing me...

miércoles, agosto 29, 2007

Paranoia

Ayer platicaba con uno de mis nuevos compañeros burócratas que no es por quejarse, porque cuando uno anda sin trabajo,ruegas encontrar lo que sea y al precio que sea, pero cuando ya estás en el fragor de la batalla laboral añoras esos días de displicencia.

Aunque no lo crean, todos mis trabajos han sido iguales, con horarios raros, trabajando dias festivos y fiestas de guardar, aún en la administración pública que tenemos fama de holgazanes.

Una de las cosas que si son diferentes es lo de la paga, efectivamente en la IP mayor trabajo significa mayor paga, lo mismo aplica cuando se tienen más responsabilidades, es más, a veces te pagan para que no te vayas, digamos como que la caza de talentos. Por supuesto que en mi caso este último supuesto no ha sucedido.

Ahora en estas nuevas labores se adiciona un elemento más, digamos de novela negra tropical, así como de Complot Mongol: EL ESPÌONAJE.

Resulta que parece ser que un mundo no vigila y obvio, nuestras líneas telefónicas están intervenidas, eso ha derivado en una paranoia y en hablar con claves que o bien todo mundo entiende y por lo tanto resultan ridículas, o son tan complicadas que la conversación es inentendible lo que deriva igualmente en ridiculez.

Ahora hasta dudo que estas líneas se vayan limpias, no se si exista algún aparato que intervenga los correos y estas cosas, así que ahora se vive en una constante duda de si se enteran (quien sabe quien) de cosas privadas, como que el perro se quedó sin comida o que la señora de la limpieza va a planchar una docena de camisas más.

Ahora cuando nos toca ver al jefe o simplemente cuando nos encontramos en reuniones, tratamos de escudriñar en un gesto, en una mirada en un ademán, si por casualidad alguien se enteró de aquello que dijimos imprudentemente por el teléfono, el móvil o en un chat o correo.

Las líneas de investigación continuan abiertas en este gulag tropical.

La contra

JESÚS FERNÁNDEZ, VETERINARIO

"Los animales que cooperan son mayoría"

IMA SANCHÍS

41 años. Nací en Cartagena y vivo en Madrid. Divorciado, vivo con mi novia y con un perro africano, Gobi.Soy veterinario y director técnico de zoología de Parques Reunidos. En política me parece prioritario el tema medioambiental. Creo en el respeto, la convivencia de todos los seres en el planeta, y en intentar ser mejores cada uno de nosotros.

- ¿Qué ha aprendido de los animales?

- La gestión del tiempo. La naturaleza nos enseña claramente que cada cosa requiere un tiempo. Los leones cuando cazan son muy rápidos y precisos porque dedican mucho tiempo a descansar y observar, ¿eso es perder el tiempo?

- ¿Se organizan mejor?

- Las organizaciones animales son muy competentes, su empresa consiste en sobrevivir. Pero, como nosotros, cooperan más o menos, abarcan más o menos territorios y tienen mejores o peores jefes.

- ¿Tenemos mucho que envidiar a las hormigas?

- A nivel social, los humanos nos organizamos como ellas y nos movemos de forma muy similar. Esas colas de salida y entrada a las ciudades, ese constante ir y venir visto desde el aire es igual al movimiento de las hormigas.

- ¿También se van de vacaciones?

- En invierno se quedan en su hormiguero. De 12.000 especies sólo conocemos 8.000 y cada una se organiza de forma diferente y con diferentes castas.

- ¿En el mundo de las hormigas también existe el ascenso laboral?

- Sí, hormigas que se ocupan de reparar el nido pasan, cuando tienen más experiencia, a ser soldado. Nadie sabe por qué funcionan así, pero están muy organizadas. Un hormiguero de legionarias puede llegar en la época de cría al millón y medio de individuos, como una gran ciudad europea.

- ¿Qué hacen cuando sufren un ataque?

- Cuando otra especie intenta tomar un hormiguero, las hormigas heridas, que saben que van a morir, salen fuera y taponan la entrada, y lo hacen por las demás, cooperan hasta la muerte. Además, así evitan que las tengan que sacar fuera una vez muertas.

- Auténticas heroínas.

- Son mayoría los animales que cooperan. Cuando, por ejemplo, dos jabalíes se tumban a dormir lo hacen de forma cruzada para poder vigilar todo el territorio. Y lo mismo hacen los murciélagos en las cuevas, su ordenación no es aleatoria. Y a mí me encanta ver a los picabuey.

- ¿Qué es eso?

- Esa avecilla que vive a lomos del elefante, la jirafa o el rinoceronte, y que les limpia los insectos. El ave se alimenta de manera segura y a ellos les libra de los molestos parásitos. Pero hay más, mientras el rinoceronte descansa tumbado sobre el lodo esa avecilla vigila, y si ve un depredador cerca le avisa.

- Hay casos extrañísimos de animales que adoptan a otros.

- No hace mucho, en India, un niño de cuatro años que había huido de la cabaña donde su padre acababa de degollar a su madre fue adoptado por un grupo de macacos y alimentado por ellos con leche. Es el mismo mecanismo que hizo que hace millones de años un hombre cogiera un lobezno abandonado y en lugar de comérselo lo cuidara.

- Así nació el perro doméstico.

- No estamos tan alejados de los animales. De hecho lo que se enseña actualmente en las escuelas de negocios son liderazgos muy animales.

- ¿A qué se refiere?

- El liderazgo duro, agresor, autoritario, en la naturaleza no existe. Existe autoridad dura en situaciones concretas, pero a simple vista el líder de una manada de elefantes o de gorilas no se distingue.

- ¿No es el más fuerte?

- En el caso de los elefantes, por ejemplo, que son sociedades matriarcales, la hembra líder no es necesariamente ni la más vieja ni la más fuerte; suele ser la más sabia, la más segura de sí misma.

- Dicen que la naturaleza es muy cruel.

- La vida es dura, pero la crueldad como tal es un concepto humano que no existe entre los animales. La lucha o la agresión no son rentables, las disputas, por ejemplo, entre los lobos no son nunca a muerte.

- ¿El motivo?

- Debido a las pautas de control de la agresividad. Cuando un lobo que ha retado al jefe le muestra su parte más vulnerable, el cuello, la pelea se detiene. El dominante no acaba con el dominado. En este sentido la agresividad la tienen más controlada que nosotros.

- ¿Hay alguna explicación biológica?

- Sí. En el mundo animal los leones, los lobos o los osos polares tienen que sobrevivir a diario y no pueden malgastar su energía enfrentándose a todos los que se encuentran por el camino, y además si lo hicieran estarían matando hijos, hermanos, padres, con lo cual su carga genética iría disminuyendo.

- Entiendo.

- En los grandes grupos migratorios, como los ñus o las cebras, también veo muy reflejados a los humanos. Cada individuo tiene una posición de grupo diferente, están los que optan por una posición externa, más expuesta pero más rica en alimentos, y los que optan por una posición interior, menos innovadora y productiva, pero más segura.

- Estrés también padecen...

- Robert Sapolsky, en ¿Por qué las cebras no tienen úlcera?,explica que no hay animal con más estrés en la sabana que la cebra, siempre acechada por los leones, y sin embargo no tienen úlcera de estómago. El león falla el ataque y la cebra se calma. Sin embargo, nosotros vivimos en un estrés continuo, es el fardo del pasado y del futuro.

- ¿Hay algún grupo social animal sin jefe?

- Los peces y las aves migratorias en cuya estructura de formación de vuelo, una forma de optimizar la resistencia, el que va delante no es el jefe, se van turnando.

 

A APRENDER

Los elefantes entristecen cuando muere un miembro de la manada, las hormigas heridas que saben que van a morir se sacrifican por sus congéneres taponando los hormigueros para que no entre el enemigo, los lobos tienen pautas para controlar la agresividad. ¿Pero qué es lo que motiva a una hormiga? El estudio del comportamiento animal es muy reciente. Jesús Fernández en su libro ¿Fauna S. A.? (RBA) nos habla de jefes, compañeros, subordinados, organizaciones empresariales, abejas, ovejas, caballos, perros, gatos. Muestra los paralelismos que se dan entre el mundo humano y el animal. "No todo es extrapolable, pero los problemas que tenemos en las empresas los encontramos también en el reino animal, y tienen mucho que enseñarnos".



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martes, agosto 28, 2007

Archivo de casos reales

Como puede apreciarse, la carga laboral ha descendido. Esto me permite publicar más en este sitio.

a. Pumas, dice el diario deportivo Récord en su portada de hoy citando unas declaraciones de su director técnico, Ricardo Ferreti, está en crisis. Hombre, qué novedad. Muchos lo hemos venido diciendo desde diciembre de 2004, casi inmediatamente después de haber obtenido el bicampeonato. Se dice que el jueves, en caso de no obtener un resultado satisfactorio ante Puebla FC, la directiva cesará al referido Ferreti.

Pumas no va a perder ese encuentro, claro, pero tampoco lo va a ganar. Será un empate más de esos a los que nos hemos acostumbrado durante los últimos dos torneos. Así que, El Tuca seguirá en el banquillo y luego vendrá una victoria y luego otros dos empates y luego una derrota y luego un triunfo, pero siempre habrá una declaración que nos diga que el equipo está jugando muy bien, pero que hace falta contundencia y que el Patronato ha dado un espaldarazo al trabajo del brasileño y que los refuerzos se comprometen a aclimatarse rápido y que las lesiones no nos han dejado y que perdón, afición, pero ya verán que pronto vamos a tener no una, sino 15 victorias consecutivas y que estamos para luchar por el título aunque el porcentaje del descenso se aproxime y que, ahora sí, si le ganamos al Pachuca en la fecha 12 será el despegue del equipo y que, bueno, si no se pudo este torneo seguramente será para el otro porque ya aprendimos de los errores y... etcétera.

b. Ayer fui a las librerías del Centro a buscar unos textos para la clase. De toda mi lista sólo encontré uno. ¿Qué pasa? Según las páginas de internet tanto del FCE como de Gandhi y de El Sótano, las publicaciones que buscaba estaban disponibles. De haber sabido no gasto mi tiempo en recorrer los estanquillos de la delegación Cuauhtémoc: me hubiera ido directo al corredor culturoso del sur, ese que está en el cruce de M.A. Quevedo y Universidad.

c. Ahora que no bebo ni fumo ni bailo pegado, me he aficionado al café. Bueno, no es que haya "descubierto" este placer, sino más bien lo he exacerbado. Mis visitas al Starbucks se hacen cada vez más frecuentes. Ya es como una parada obligada ir a por el descafeinado (porque, además, no puedo beber del normal) después de comer.

Ahí me ha tocado observar la parafernalia propia del lugar. Chicas que en su vida normal hablan así, es decir normal, pero que frente a la cajera adoptan ese tonito de quierounaltocaramelmachiattocondobleshotdecaramel, ¿okeeeeee?, o bien, a uno que otro despistado que ingresa pensando que le van a vender café de olla con una concha rellena de frijoles (lo cual no sería mala idea). También es común encontrar a dos o tres culturosos de esos que llegan, piden su cafecito del día y luego van a apoltronarse a alguno de los sillones estratégicamente puestos para que todo el mundo te vea y, claro, sacan su librito de Milan Kundera con el fin de que todo ese mundo que pasa por ahí los vean cómo leen (¡Jesús!).

d. Se acerca el día del Informe y aún no sabemos si el presidente lo va a entregar para luego replegarse, si lo va a entregar y lo va a leer (el mensaje, claro, no todo el ejemplar), o si ni va a poder entregarlo ni leerlo o qué onda. Me llama la atención la posición de los partidos que por años solicitaron un cambio de formato en la presentación del estado que guarda la administración pública y que hoy, agosto de 2007, año dos conejo rayita, salen con que no, casi casi que el país aún no está preparado para tan arrebatados desplantes de democracia.

Si algún día la selección de fútbol de este país juega la semifinal de un campeonato del mundo nos vamos a espantar de que llegue al último partido.

e. Me intriga saber a qué autor estará dedicada la edición 2007 de los escritores de Montblanc. Merodeando por internet pude leer que, es probable, se dedique a Niccollo Maquiavelli. Ésa sí sería una gran noticia. De hecho, si es verdad que D. Nicolás será el emblema de esa línea para este ciclo, haría lo posible por ahorrar y comprarme --al menos-- la estilográfica. Aquí en la oficina hay un DGA que tiene la edición de Cervantes. Maldito. En fin.

f. Desde que murió Susana, mi perra, no he vuelto a tener mascota. En estos días me ha rondado por la cabeza la idea de comprar un perro (me joden los gatos y las tortugas y los hamsters y esas cosas). Un día fui al Mercado de Sonora y vi algunos cachorros que te rompían el alma de ver sus caritas tristes. El problema es el espacio vital. No creo que un piso de 60 metros cuadrados sea un lugar apropiado para convivir dos humanos y un animal. Muchos lo hacen, claro. Pero eso no significa que lo hagan en las mejores condiciones. En fin. Ya lo pensaré bien.

Así habló Maximiliano

Así como los culturosos --y sus aprendices-- tienen sus héroes particulares, los cuales van desde lo sublime hasta los que francamente son ídolos de barro y becerros de oro, dioses menores de oropel y quita-pon, el funcionariado público también posee lo suyo. En este espacio he dejado constancia de que uno de ellos es el gran Karl Emil Maximilian Weber, mejor conocido como Max Weber.

Una de sus gratas enseñanzas ha sido la argumentación que ha dado sobre la importancia de la burocracia, la cual recreamos a continuación:

"A esta tendencia se opone (se refiere a la de los cazadores de cargos dentro de la administración pública), sin embargo, la evolución del funcionariado moderno, que se va convirtiendo en un conjunto de trabajadores intelectuales altamente especializados mediante una larga preparación y con un honor estamental muy desarrollado, cuyo valor supremo es la integridad. Sin este funcionariado se caería sobre nosotros el riesgo de una terrible corrupción y una incompetencia generalizada, e incluso se verían amenazadas las realizaciones técnicas del aparato estatal, cuya importancia para la economía aumenta continuamente y aumentará aún más, gracias a la creciente socialización" (Max Weber, El político y el científico, México, Colofón, 1996, p. 21).

Palabras que nos hinchan el orgullo, sin duda. Sin embargo, cuando volteo a mi alrededor como que la carga de la realidad se hace bastante pesada.

Ayer hablaba de algunas de las chicas que ejercen funciones secretariales y de sus usos y costumbres. Bueno. Pues una que se me ha olvidado es la que está asignada a la DG.

No tendría absolutamente ningún reproche a no ser por un pequeño detalle: cada vez que se acerca es como si se destaparan los sellos apocalípticos y las trompetas anunciaran que ha llegado el tiempo de las lunas rojas y el rechinido de dientes, como bien lo apuntó en su momento San Juan.

En efecto, esta señora tiene la pequeña dicha de ser el salvoconducto de los anuncios de las vacas flacas, de ser agorera del desastre y portavoz de las calamidades. Uno puede estar bien todo el día, toda la semana, todo el mes y hasta casi todo el año, pero cuando escuchas su taconeo aproximarse sabes que estás marcado, casi como lo hace la mafia con aquellos que saben demasiado y deben dar un paso al costado.

Así, cuando la ves en tu lugar sabes que algo o anda mal o ya francamente está putrefacto. En fin. No podemos responsabilizar a esta persona por los nubarrones en el ambiente. Sin embargo, de lo que sí podemos hacer escarnio es de su probada capacidad para no dar de manera correcta los recados.

Me explico. La susodicha llega y te anuncia, dice el DG que tal y tal y tal. Sus explicaciones siempre son débiles y basadas en suposiciones o en recados que siempre, siempre tienen notas al pie aderezadas con la simpática frase de "o algo así". Entonces, además de ejercer las veces de ave de mal agüero, sus mensajes suelen llegar incompletos, difusos y, por lo tanto, retrasan lo que de por sí ya lleva prisa en su despacho.

El planeta se puede estar cayendo a pedazos, pero a las 16.00 horas ella coge sus cosas, se monta en su Civic y se va.

Ventajas de pertenecer a ese gremio.

¿Qué hubiera hecho el viejo Maximiliano?

lunes, agosto 27, 2007

Adore

Tengo varias cosas que hacer, pero tengo flojera. Desidia. Abulia. Desánimo. Como quieran llamarle. No son cuestiones de la oficina --creo que hemos salido de lo peor y hemos cumplido-- sino personales, de la escuela y tal.

Sin embargo, lo que quiero hacer es escribir sobre algunos seres de este ambiente laboral. Por ejemplo, de una secretaria que, a pesar de que su lugar de trabajo está ubicado en el piso de abajo, siempre, siempre, siempre sube a nuestros aseos. ¿La razón? Ni idea. Es probable que venga a lucirse o que esté enemistada con cualquier cantidad de mujeres de su piso y no quiera encontrarlas en el baño porque, de otra manera, no vería la razón o la lógica de su comportamiento.

La tipa no es fea. Es delgada, blanca. Varios humedecen al verla. Hombre, para qué mentir: ellos mismos me lo han dicho. Bueno. Además, es la clásica que sabe lo que tiene y que lo expone a los simples mortales --imagino-- con ese malsano afán de decir, mira, mira bien, ¿lo ves?, pues nunca será tuyo. En términos mundanos, podríamos clasificar a la susodicha como aquella que enciende el calentador, pero que no ingresa a la ducha (o simple y sencillamente como una hinchapollas).

Pero, volvamos al punto: ¿por qué no utiliza su propio baño?, es decir el que le corresponde debido a su ubicación dentro del edificio. Siempre sube y, además, lo hace como si quisiera que nadie la viera. Al principio pensé que sólo lo hacía cuando estaba en su periodo y no quería que las otras mujeres de su área se diesen cuenta. Pero si eso es muy obvio. En fin. Ahora corroboro que es un comportamiento sistemático porque viene todos los días del mes. Pero, como decía, lo hace con la intención de pasar desapercibida, es decir camina rapidísimo y, cuando la descubres, pone cara de haber pisado caca de perro en la calle. De hecho, siempre anda así por el mundo. No entiendo bien a bien. Es extraño.

Las secretarias siempre dan suficiente tela de dónde cortar. Hay de cualquier tipo. Jóvenes, viejas, mañosas, honestas, sinceras, trabajadoras... en fin, todo el catálogo del comportamiento humano. Yo tengo una. No estaba asignada directamente a mí, pero por una especie de rebote extraño y azaroso de la existencia ahora está bajo mi responsabilidad de facto. Es trabajadora, sí, pero hay que tratarla con pinzas. Además, tiene un alto sentido de la jerarquía. Una ocasión un tipo le pidió algo y, como ella no está formalmente asignada a él, no lo quiso hacer. Y a ver, intenten moverla de ahí. Sin embargo, cuando yo le he solicitado su apoyo sí lo hace, en ocasiones a regañadientes, pero lo realiza y bien. Al final eso es algo que valoro.

Estos días en que he descubierto esta nueva forma de publicar me ha dado por describir lo que sucede en esta oficina. Sé que debe haber, al menos, uno que me lee desde aquí. Esto puede ser un arma de dos filos. Es decir, por aquí puede enterarse de lo que pienso, pero también puede significar un riesgo por abrir la boca de más (me refiero a mí mismo, pues).

En fin.

También hay otras secretarias que religiosamente salen en la mañana a desayunar a varios lugares cercanos. También religiosamente lloran cuando son reprendidas por tal conducta o cuando les piden sus superiores que se queden más tiempo para ayudar o simplemente para cubrir el tiempo que perdieron al inicio de la jornada, cuando van a por los tacos de chile relleno de queso. Hay otras que se molestan si les solicitas algo, a pesar de que sea lo mismo que viene establecido dentro del reglamento interior y del manual de organización. Hay otras con las que te puedes llevar a las mil maravillas, claro, mientras no aparezca ese rasgo generador de enemistades a muerte como lo es el trabajo. Hay otras que venden chicharrones que guardan en sus cajones, que organizan tandas y que venden Betterware.

Pero, bueno, así es esto. De hecho, si alguna de las chicas tuviera un blog y escribiera de sus contrapartes, es decir de los funcionarios públicos, ésto sería verdaderamente sangriento y ofensivo. Lo sé porque he asistido a varios cursos en los que, a la menor provocación, sueltan todo su arsenal de quejas y reproches en contra de "los jefes". He sabido de casos en los que de las simples amenazas veladas pasan a la acción, es decir a la intimidación física a través de familiares o conocidos.

Por tal razón, un vicio de la administración pública radica en ese extraño equilibrio laboral consistente en, muy bien, tenemos que convivir, tenemos que llevarnos más o menos bien porque nos vemos muchas horas al día durante muchos días al año, así que, estemos en paz. De acuerdo. Y para lograr este objetivo un punto crucial es no mezclar ese ingrediente de la discordia que es, ni más ni menos, el trabajo. ¿Suena raro? Para los burócratas no.

Tal cual.

Un artículo de fe

Juan Villoro

Al subir a un avión sonreímos sin saber muy bien por qué. La posibilidad de tentar al destino hace que seamos más supersticiosos que racionales: no sonreímos por dicha, sino como un conjuro contra la adversidad.

Pensé en esto al tomar un avión de hélice de Zacatecas a la Ciudad de México.

En la fila para documentar me había llamado la atención un hombre con el pelo a rape, camiseta de basquetbolista y botas de una piel que no supe reconocer, con crestas diminutas. En su brazo, un Cristo tatuado lloraba lágrimas azules. Tres cadenas de oro le pendían del pecho y dos celulares del cinturón de pita. Lo escuché hablar en buen inglés por uno de sus teléfonos. Luego sonó el otro y habló en susurros. Su equipaje era una bolsa verde, como la que usan los soldados norteamericanos. Parecía un ranchero que hizo negocios al otro lado de la frontera y empacó de prisa. Iba acompañado por su mujer y un hijo pequeño, que tenía en los brazos calcomanías que semejaban tatuajes.

Me encontré a un conocido y sobrevino uno de esos diálogos de esmerada cortesía que los mexicanos sostenemos con personas que no volveremos a ver. La mujer me vio con curiosidad.

Aunque éramos pocos pasajeros, la azafata nos dijo que debíamos respetar los asientos asignados para mantener el equilibrio de la nave. Me tocó el 12D, en la última fila, donde el respaldo no puede reclinarse. A mi lado se sentó la mujer del hombre de los collares de oro.

He oído a conocedores encomiar los aviones de hélice, que pueden planear en caso necesario. Para el viajero común, el tamaño de la cabina, su tendencia a surfear en las corrientes de aire, y el hecho de que las aspas pertenezcan a una tecnología anterior sugieren un ambiente algo precario.

Me persigné y abrí una novela para evadirme.

Después de una bolsa de aire, la mujer de al lado preguntó:

-¿Puedo hablar con usted?

Me quité los lentes para escuchar, como si lo hiciera por los ojos. La siguiente pregunta me tomó por sorpresa:

-¿Usted cree que un enemigo puede perdonar? -sus ojos me vieron con preocupación.

A diferencia de su marido, ella vestía con sencillez: pantalones de mezclilla, sandalias, camisa a cuadros.

-¿A qué se refiere? -le pregunté.

Enrolló con nerviosismo su pase de abordar en el dedo índice y me contó que su marido tenía que respetar un acuerdo hecho por sus jefes. "Hay gente a la que no le gusta lo que uno hace, gente que se mete con uno", dijo de manera enigmática.

Desvié la vista al hombre que dormía plácidamente. "Él es leal", la mujer habló haciendo pausas para encontrar las palabras correctas: "Siempre ha trabajado para la misma gente. Ahora le dijeron que ya no podía trabajar así. Tuvo que aclarar cosas con otro grupo, gente que no lo quiere. Hizo cosas que no le gustaban a esos señores". Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas: "Sus jefes lo mandaron a verlos".

-¿Y qué pasó? -pregunté.

-Le dieron una chanza.

Yo acababa de leer en Proceso un escalofriante reportaje de Ricardo Ravelo sobre el narcopacto entre los cárteles del Golfo y de Sinaloa. De acuerdo con esa información, entre mayo y junio de 2007, las bandas habían celebrado siete encuentros para negociar una tregua. Las ejecuciones perjudicaban su negocio. El pacto tenía una cláusula para tratar a los traidores: "el grupo agraviado decidirá qué hacer con ellos: si los castiga o los ejecuta".

-¿Un enemigo puede perdonar? -la mujer repitió su pregunta.

El atuendo de su marido y la fuerza magnética del reportaje de Ravelo me hicieron pensar en una trama del narcotráfico. ¿Qué hacer en una situación donde se mezclan el miedo, el dolor de una mujer, la imposibilidad de entender, el inesperado contacto con datos oprobiosos?

El hombre dormía, como si cayera dentro de sí mismo. ¿El peligro representaba para él algo elemental? ¿Estaba tan extenuado que al fin su organismo se rendía?

¿Hasta qué punto yo quería interpretar de más? Talvez las noticias de los últimos meses habían activado mi paranoia y me llevaban a buscar coincidencias donde quizá no las había. Talvez los problemas del hombre se referían a dos grupos de rancheros y no perdería otra cosa que su empleo. ¿Por qué viajaba entonces? ¿Pero acaso no se harta y se deprime y desea cambiar de aires un ranchero?

Vi el pase de abordar con el que había jugueteado la mujer: su asiento era el 10D. No estaba por comodidad en la fila 12, donde los asientos no se reclinan. Aunque nos prohibieron cambiar de sitio, ella había llegado ahí, en busca de una respuesta.

-Un enemigo puede perdonar -le dije.

Entonces ocurrió lo más raro del viaje:

-Gracias, padre -me dijo.

Yo era tan exótico para ella como su marido para mí. Reparé en mi atuendo y mi conducta: iba vestido enteramente de negro y el cuello blanco me asomaba como un collarín, llevaba en las manos El día de todas las almas de Cees Nooteboom (ella no tenía por qué saber que se trataba de una novela), me persigné durante el despegue y en la cola para documentar hablé con un conocido en un tono que -ahora me daba cuenta- era bastante sacerdotal. Dos realidades ilusorias se cruzaban en el vuelo. Yo le atribuía a su marido un drama de sangre y ella me atribuía una espiritualidad difusa. Pero su angustia era genuina. Hubiera sido terrible revelarle a esas alturas (nunca fue más lógica la frase) que mi verdadero oficio me lleva a escuchar sin sacramento de por medio.

La mujer necesitaba creer en la palabra empeñada por un adversario y en lo que dijera un extraño en la realidad suspendida del avión. Por la ventanilla, se veía la tierra a la que bajaríamos pronto, donde la gente se entendía tan poco como los pasajeros de los asientos 12C y 12D. Pensaba esto cuando la mujer sonrió y me mostró su pase de abordar, confesando que había cambiado de sitio:

-Hace demasiado que no hablaba con un padre -me vio con una confianza inmerecida.

Había escrito para mí un artículo de fe.

El iPod y el mar

Jordi Soler

Como me pasa siempre, salí del mar con la sensación de haber estado en contacto con la madre de todo, como si al nadar en las aguas del Océano Pacífico el cuerpo hiciera un reset. Con este pensamiento romántico salía del mar, cuando detecté que en el bolsillo de mi traje de baño había estado nadando conmigo mi iPod, esa máquina donde atesoro mi soundtrack personal, que desde luego no esta diseñada para las actividades acuáticas.

Por hacer algo que paliara mi preocupación, puse mi iPod al sol, y una vez que estuvo seco, limpié los rastros de sal que tenía por todos lados y, como acto final, expulsé un vaho sobre la pantalla y le pase encima amorosamente mi camiseta, como hago dos veces al día con mis gafas de miope. Luego, atrapado por un suspense asfixiante, me puse los audífonos y traté de echarlo a andar pero la máquina estaba muerta, o quizá sea mejor decir que estaba ahogada.

El accidente era una catástrofe porque estaba, y todavía estoy, en una playa a catorce horas de avión de los archivos de mi iPod y por tanto estaba condenado a pasar el resto de las vacaciones sin música, sumido en un silencio propicio para la reflexión y para la más profunda melancolía. Aunque es verdad que, como dijo un poeta amigo mío: "si te toca llorar, es mejor frente al mar".

Regresé a la casa y, por hacer algo, conecté el iPod a un enchufe, basado en la idea, que era más bien un deseo desesperado, de que a lo mejor el agua del mar había anulado, con su increíble vitalidad, la carga de la batería. Después me bañé pensando en posibles remedios, la reflexión y la melancolía contra una visita intempestiva a una tienda de discos, y en esas estaba cuando salí del baño y con la toalla a la cintura toqué el iPod y se encendió la pantalla, exclusivamente la pantalla sin ninguna letra, caracter o dibujito que indicara su estado de salud. Enchufé los audífonos y comprobé que el ahogado había resucitado y que seguía tocando música, a un volumen mucho mayor que el que tenía cuando era un iPod vivo, pero sin ninguna información sobre las canciones que iba tocando, la pantalla estaba, y sigue estando, en blanco, y la máquina iba tocando la música que le apetecía, iba haciendo un shuffle caprichoso que a veces tocaba tres canciones seguidas de un mismo autor, y a veces repetía, y todavía repite, media docena de veces la misma canción.

Porque era todo lo que podía hacer, seguí oyendo el iPod sin saber qué canción venía y a veces no recordando el título y el autor de la canción que había programado. Al día siguiente ya había comenzado a gustarme la nueva personalidad de mi iPod que era, ni más ni menos, una personalidad clásica que se empeñaba en que su dueño oyera la música como se había oído toda la vida antes del iPod: con los oídos y sin información visual que matice la experiencia, igual que tocaban la música sus ancestros, su abuelo el LP y su abuelita la radio, y visto así no me importó nada, e incluso me gusta mucho, tener un iPod resucitado que dejó en el mar lo que no iba con su pedigrí. Pero lo que ha empezado a suceder ahora tendré que digerirlo, pues el iPod, dentro de su shuffle arbitrario, incluye canciones que, estoy herméticamente seguro, nunca programé. Hace unos minutos, por ejemplo, tocó cinco canciones: This is the sea, Cuando el mar te tenga, Mar adentro en la sangre, Sea of love, Sobre las olas.

viernes, agosto 24, 2007

2003-2009

Pasada un poco la vorágine laboral, de regreso en casa y enmedio de la noche me pregunto de qué va todo esto. Me refiero a escribir aquí y tal. Recuerdo que este blog comenzó como muchos más: por motivación de leer a otros. Bueno, atrás también había una historia de publicaciones en revistas propias y ajenas, así como también cierto gusto por leer. Leer y escribir. Algo que nunca terminamos de aprender.

Entonces, decía que leyendo a otros tipos a los cuales no conozco surgió la idea de crear un blog propio. Aunque en este caso se trata de un blog propio, pero de dos. Mucha gente no tiene claro cuántos colaboramos en este sitio. Lo volveré a decir: somos Paco y yo, Manolo. Él publica en letra Georgia y yo en Verdana, para que nos identifiquen. No somos tres, ni cuatro, ni un colectivo, ni nada. Sólo dos. En fin.

Pero regreso al punto. Me preguntaba de qué va todo esto. En ocasiones, por curiosidad, vuelvo a los archivos que, desde septiembre de 2003, fecha en la que creamos esto, han ido acumulando las ya más de mil entradas que llevamos en la página. De repente me sorprende hallar algo que aún me arranque una sonrisa o que no me avergüence demasiado. También sirve como una especie de termómetro sobre cómo he cambiado en los últimos tiempos.

Sin embargo, también me lleva a dudar sobre la conveniencia de seguir manteniendo en pie este --si podemos llamarlo así-- proyecto. ¿Vale la pena? ¿A dónde nos va a llevar?

Ni duda cabe que me ha sacado de varios apuros: ante mi negativa rotunda a sentarme en el sillón de un sicoanalista o algo por el estilo, el blog me ha servido para descargar ciertas cosas que, de quedarse dentro, tendrían peores consecuencias de las que causan aún fuera. También me sirve de hoja en blanco, aunque suene cursi, para dar rienda suelta a mis ganas de garabatear tonterías. Sólo eso. No pretendo escribir La Gran Obra ni El Gran Poema ni El Gran Ensayo ni El Gran Blog. No. Quizás sólo se trate de que me gusta escribir en el teclado por el sonido que produce y porque sé utilizar los 10 dedos de las manos y eso me permite escribir casi a la par de como voy pensando las cosas.

Esto lo hilo con algo que también me cruza la mente de vez en vez: ¿vale la pena el esfuerzo? Es decir, muchas veces puedes romperte la espalda por algo o por alguien, pero... ¿tiene sentido?, ¿no será sólo repetir el mito de Sísifo, cavar un hoyo en la arena, seguir la trayectoria del caracol en la pared?

Me sucede con la columna en el diario. Escribo, sí, ¿y? No sucede gran cosa. Un poco en menor escala, pero aquí va por lo mismo: ¿qué pasa después? No lo sé.

Dicen los que saben que el punto --uno de tantos-- es tener paciencia. De acuerdo. Pero, ¿tanta?

Lo bueno es que esta bitácora tiene una fecha de caducidad bien definida. Los que han leído regularmente esto lo saben: en septiembre de 2009 cumpliremos seis años y, quizás en una clara referencia a nuestro origen burocrático, cerraremos el ciclo (o como quieran llamarle) para dar pie a nuevas cosas, si es que antes no decidimos dar el paso hacia el costado de forma permanente.

Recuerdo lo que un ex colega me escribió desde su computadora en la Universidad de Warwick, Inglaterra, allá por 1998: resistir, ¿vale la pena?

El post del viernes desde el ojo del huracán

Así es. Esta edición de la tradicional publicación de los viernes se realiza desde el mismísimo centro de turbulencia, agitación y estrés del PIG. Aquí estamos, casi en la orilla, pero también a punto de ahogarnos.
 
En efecto. Esta edición ha estado ruda, ruda, rudísima. Algo así como un final de fotografía. Bueno, a lo mejor exagero, pero una cosa sí es segura: el del año anterior estuvo más tranquilo.
 
El punto es que, como he puesto líneas arriba, entre más nos acercamos al final, entre más vemos la tierra firme y prometida, entre más se percibe el aleteo de las gaviotas que nos indican el final del periplo, más punk se pone la corriente, amenazando con llevarnos al demonio con todo y barco y texto y anexos y cuadros y cifras y todo.
 
Pero no os preocupéis. Mientras esto se mueva aquí seguiremos.
 
Si ustedes piensan que la vida burocrática es toda parsimonia y abulia, así de torta en el escritorio y piquetes de ombligo con las secretarias pues sí, tienen razón. Sin embargo, esto no exenta que, de vez en vez, la cosa se torne emocionante y genere dos o tres percances con la salud del funcionariado por el alto grado de presión en el entorno.
 
Pausa.
 
En la breve --pero concisa-- historia de los posts del viernes ha habido momentos de solaz y de regocijo, de fiesta y emoción. Todos motivados por este día que es combustible y trampolín al mismo tiempo. El fin de la jornada laboral y el inicio del aquelarre, la orgía y la bacanal.
 
Bueno, pues ahora es lo contrario: hemos recibido el impacto directo del huracán justo cuando creíamos ver la luz del amanecer con la cual sabríamos que era hora de irnos a disfrutar del merecido descanso sabatino-dominical.
 
Ya lo dijeron sus majestades, you can't always get what you want...
 
Mejor sintonizamos el show de Bruce Dickinson en la BBC 6 para aguantar el vendaval y tirar para adelante.
 
Salve.
 


Find a local pizza place, movie theater, and more….then map the best route! Find it!

jueves, agosto 23, 2007

Inmortales Rolling Stones

A mí lo que realmente me sorprende es que a día de hoy, 23 de agosto de 2007, es decir más de 45 años después de la primera noticia referente a la existencia de un grupo de mozuelos británicos llamado The Rolling Stones, sigamos teniendo notas periodísticas de sus integrantes y, sobre todo, de que están en activo dando conciertos no sólo en su ciudad, Londres, sino en Europa y en el planeta entero.

Hombre, si esto no los pone en el Parnaso de la historia de la música contemporánea de la humanidad, entonces sí ya mejor que vengan mil Deans y que arrasen con la civilización de una vez y para siempre.

Por esta razón, y por su música, su carisma, su potencia, su importancia definitiva en la vida, las emociones y los sentimientos de millones de personas a través de dos siglos, entre otras múltiples razones, los Rolling Stones son (y serán) el grupo de rock más grande que alguna vez haya pisado este planeta y una de las más importantes referencias de la historia de la música de todos los tiempos.

Los demás son meros detallitos.

Hemos sido afortunados como generación por haber coincidido en el tiempo con ellos.

Larga vida a sus majestades.

miércoles, agosto 22, 2007

Por eso seguirán siendo los más grandes

EN UN MUNDO POLÍTICAMENTE CORRECTO:




Los Rolling Stones se saltan la prohibición antitabaco






Londres, 22 ago (EFE).- Dos miembros de los Rolling Stones se saltaron la prohibición antitabaco, vigente en el Reino Unido desde el pasado 1 de julio, al encender un cigarrillo durante el primero de los tres conciertos de la legendaria banda de rock británica en Londres.

Los veteranos guitarristas Keith Richards y Ron Wood ignoraron la nueva normativa al fumarse un pitillo cada uno durante la actuación de dos horas y media en el estadio O2, en la zona de Greenwich, al sureste de Londres, dentro de su gira mundial "A Bigger Band".

El capricho de Richards y Wood podría costarle a los encargados del estadio una sanción económica de más de 3.500 euros por haber infringido la ley.

Sin embargo, parece que por el momento los músicos han tenido suerte, ya que una portavoz del Ayuntamiento de Greenwich señaló que, hasta la fecha, no se habían recibido "quejas" por parte del público sobre la actitud de los artistas.

La portavoz municipal indicó que sí se había recordado a los encargados del estadio su obligación de "imponer la legislación antitabaco".

La adicción al tabaco ya estuvo a punto de poner en aprietos a Richards cuando también desobedeció la prohibición en otro concierto que dio la banda en el estadio de Hampden Park, en Glasgow (Escocia), el pasado año, donde el guitarrista volvió a encender un cigarro.

También entonces la suerte estuvo de parte del músico, al determinarse que la legislación escocesa antitabaco, que entró en vigor en marzo de 2006, no afectaba al escenario del estadio.

Ordinary world

La prueba de publicación me convenció, aunque no del todo. No me gusta que aparezca al final del texto la publicidad del correo electrónico. Bueno. Algún precio se debía pagar por usar esta herramienta frente a nuestra incapacidad para ingresar a blogger.com desde el Ministerio.

Afuera está la lluvia a un ritmo fuerte y sostenido. He visto que a muchas personas las ha pillado sin paraguas ni gabardinas. Como que pensaron, ah sí, el huracán, eso es cosa del trópico. Pues sí, pero al mismo tiempo, pues no. En este momento tenemos sobre nuestras cabezas al tal Dean descargando gran parte de su arsenal de lluvia y frío. Leo que el susodicho fenómeno tocó tierra --por segunda ocasión en México-- en Tecolutla Beach, cerca de Túxpan, Veracruz. Por ahí tengo algunos familiares. Ojalá todo transcurra dentro de lo tolerable.

En otro asunto, por más que tomo café no logro espabilar lo suficientemente rápido después de la comida. Tengo unas inmensas ganas de dormir un rato. Algo corto, una siesta de 20 minutos y ya. Pero como en esta oficina pública todos estamos a la vista de todos, pues sería algo como políticamente incorrecto y de pésimo gusto. Es decir, imaginen el cuadro de un burócrata dormido a la vista de la humanidad. Pues no.

Antes, cuando aún laborábamos en condiciones similares a las de los ministerios cubanos, con cubículos privados para casi todos los funcionarios, equipados con muebles rayados y apolillados, pues no había tanto problema. Llegabas de comer, te encerrabas, cogías un libro, te acurrucabas y... venga, a dormir un ratito. Además, podías fumar y escuchar música y todo era como un ambiente de fiesta y relajación permanente.

Pero llegaron los aires de la democracia, la rendición de cuentas y la transparencia, y todo eso se acabó. Por un lado está bien. Como suele suceder, había funcionarios que habían hecho de esa actividad de relajación su leit motiv y no algo ocasional y efímero. Así, estos tipos ya ni disimulaban que estaban durmiendo y se podían escuchar sus ronquidos a varios metros de distancia.

Ahora tenemos un ambiente laboral como de diario gringo en serie de televisión: un amplio salón con pequeños módulos grises en los que todos podemos observarnos a cualquier hora del día. Bueno, no todos. Las excepciones son el DG y los DA, quienes sí tienen cubículos y, además, sus cristales están ahumados o polarizados o como se diga cuando no puedes mirar a través de ellos. ¿Ustedes creen que no sucumban ante la tentación de hacer lo que les he mencionado líneas arriba?

A mí me gusta trabajar para el Estado, ser parte de la Administración Pública. Sin embargo, a veces me pregunto cómo será colaborar en otros ambientes, en especial en el de la iniciativa privada. ¿Será cierto eso de que ahí sí hay una vinculación más directa entre el esfuerzo personal y la obtención de beneficios?

Pregunto esto porque, por ejemplo, a algunos colegas les va muy bien cuando tienen que permanecer en sus oficinas por cuestiones laborales y se las contabilizan como horas extras. De hecho, una colega que trabaja en Pemex ha logrado por esta vía hacerse de coche y otras linduras, a pesar de que también se trata del sector público.

Aquí, al contrario, quedarse más tiempo no sólo es algo que se considera como normal (hasta es mal visto irse al término de la jornada establecida en el Diario Oficial de la Federación), sino que no te proporciona absolutamente nada más en términos monetarios. En suma, aquí puedes estar hasta la madrugada y no tendrá mayores repercusiones en la pantalla del ATM cada catorcena.

Ser funcionario público es algo que da orgullo, pero al mismo tiempo es una profesión medio ingrata. Puedes hacer tu trabajo con altos niveles de eficiencia todo el tiempo sin que suceda nada, pero cuando llegas a fallar el planeta se colapsa, o bien, puedes hacer tu trabajo con altos niveles de eficiencia todo el tiempo sin que suceda nada, pero cuando llega un nuevo equipo con el cual no te identificas, puedes ser despedido sin ninguna consideración.

En fin.

Hasta aquí dejamos este espacio de reflexión filosófica-burocrática de miércoles de huracán en la Ciudad de México mientras escuchamos la BBC 6 Music.

Retrato costumbrista de la época

Estoy haciendo unas pruebas para ver cómo funciona publicar desde este correo electrónico que no ha sido censurado por el Ministerio.

Esta mañana ha dado un panorama triste y gris desde la ventana, aunque también me ha resultado familiar: allá en el pueblo poblano casi todos los días eran así, es decir nublados y lluviosos, con lodo en las calles y críos cubiertos con impermeables y chaquetas cuando se dirigían a sus escuelas.

Cuando arribé a la Ciudad de México pensé --ingenuo yo-- que algo raro sucedía con el clima porque acá no había tales condiciones meteorológicas. Afortunadamente descubrí que no era tal cosa, sino que sobre aquella comunidad casi siempre había una gran nube instalada lista para descargar todo su caudal de agua en cualquiera de sus estados. Así, aunque los polos se estuvieran deshielando o el Sahara se inundara de agua, en HCH siempre, siempre iba a prevalecer el frío y la lluvia.

En fin.

Reflexiones en un momento de calma mientras espero la respuesta de una oficina del Ministerio que será integrada al texto del PIG (si a ustedes ya les han hartado las menciones del Informe, imaginen lo que sucede con nosotros...).

En el iPod suena algo del Sr. Chinarro. No es que me guste mucho, pero el clima es propicio para poner algo cercano a su música: semi lenta, casi acústica, con algún toque de nostalgia. Hombre, leo esto y siento que estoy escribiendo como uno que otro "poeta" que ya siente que es la octava maravilla del mundo moderno. Señor, líbrame de garabatear cosas cursis y ñoñas, por favor. Gracias.

Levanto la mirada en esta oficina pública y lo que veo es a un cojunto de funcionarios metidos en sus actividades cotidianas. Cuando digo esto estoy totalmente conciente de lo que implica, es decir por el término "actividades cotidianas" debemos entender desde trabajar, negociar, cabildear, hasta holgazanear y perder el tiempo a discreción.

Por allá anda la secretaria de los escotes sacando fotocopias y platicando con el chófer del jefe que gana como si fuese jefe de departamento, por allá la gente de recursos humanos con las narices metidas en sus ordenadores. De hecho, me llama la atención el silencio que hay en este instante y el que todos estemos como muy concentrados en nuestros monitores. Vaya. Debe ser el clima o el miércoles.

Ayer, mientras casi se me cerraban los ojos de sueño al regresar de la comida, caí en la cuenta de que este año no hemos realizado ningún simulacro de esos que tanto les gusta montar a los de Protección Civil. Los mismos en los que nunca podemos batir nuestros registros de salida, pero que cada vez se aderezan más de cámaras y parafernalia mediática interna y externa. Imagino que en un mes, por ahí del 19 o 20 de septiembre, llevaremos a cabo uno para conmemorar el sismo de 1985.

Ahora veo a la chica que vende Betterware charlando con un funcionario de recursos humanos (lo de hoy ya no es Tupperware, sino Betterware... yo ya le compré un escurridor de trastes al contado). La secretaria del escote nos deja saber a todos los que estamos cerca de la entrada que "va al baño". ¿Así serán todas las oficinas públicas?

En fin.

Antes de terminar este texto me ha llegado un mensaje al móvil. Mi coleguita me avisa que van a cortar la electricidad en el pueblo por la llegada del huracán. Bueno, era de esperarse. Lo único que deseo es que no se repita el escenario de octubre de 1999, ése que nos dejó varios muertos, inundaciones y deslaves.

Veremos qué sucede al publicar desde esta nueva plataforma.

La Contra

ASCENSIÓN MARCOS · ESPECIALISTA EN INMUNONUTRICIÓN

"El pesimismo abre paso a la enfermedad"

VÍCTOR-M. AMELA

La edad no importa. Nací y vivo en Madrid. Soy doctora en Farmacia, especializada en inmunonutrición. Soy profesora de investigación en el CSIC y presidenta de la Sociedad Española de Nutrición. Estoy casada, y sin hijos. Me tengo por más de izquierdas que de derechas. Soy católica no practicante. Aconsejo comer yogur cada día.

- ¿Qué es la inmunonutrición?

- Lo que comes y lo que bebes ¿cómo afecta a tu sistema inmunitario? En eso consiste la inmunonutrición, que es mi objeto de estudio.

- ¿Y qué es el sistema inmunitario?

- El conjunto de células y sustancias químicas que te defiende de los agentes patógenos que intentan colonizar tu organismo.

- Mis defensas contra la enfermedad.

- Tu barrera frente a bacterias, virus, células malignas... Si tu sistema inmunitario está bien modulado, detecta y elimina esos agentes patógenos. Pero si está deteriorado...

- ¿Caeré enfermo?

- Estarás más expuesto a infecciones e inflamaciones. Todos nosotros vivimos inmersos en un océano de virus y bacterias, ¡y no pasa nada! Sólo podrán dañarnos cuándo nuestro sistema inmunitario flojee.

- ¡Quiero tonificarlo, ya! ¿Cómo lo hago?

- Primero, practica ejercicio físico, pero que sea moderado, y de un modo regular. Porque si es intenso o esporádico, debilitará tu sistema inmunitario.

- De acuerdo.

- Segundo, trabájate para tener una actitud animosa, alegre, positiva ante las cosas, para tener ilusiones. Juega a algo, haz algo que te guste. Yo juego a tenis y bailo.

- Ajá. ¿Y qué tiene todo eso que ver con mi sistema inmunitario?

- Está demostrado que la alegría, la risa, el buen humor, el buen ánimo... ¡lo fortalecen! La tristeza, el pesimismo, la depresión... ¡abren la puerta a la enfermedad!

- ¿Qué tipo de enfermedad?

- Cualquiera: de una faringitis a un cáncer. Hoy sabemos que hay casos de cáncer derivados de angustias, estrés, penas agudas experimentadas en algún trance de la vida... El organismo interpreta que debe defenderse de algo ¡y produce células desordenadamente!

- Lo psíquico y lo físico, de la mano, ¿eh?

- Casi todo es psicosomático, sí. El psiquismo altera el sistema inmune: puede tonificarlo o puede deprimirlo. Las situaciones de tensión nerviosa o de estrés, por ejemplo, resultan inmunosupresoras.

- Esta palabra me ha recordado el sida...

- El VIH es un virus que suprime el sistema inmunitario de la persona. Y, así, su organismo puede sucumbir a cualquier invasión.

- Es como un estrés a lo bestia...

- También los periodos de menstruación debilitan el sistema inmune... Y por eso pueden aparecer herpes labiales en esos días. A mí me pasa...

- Resumo: ejercicio, optimismo ¿y qué más?

- Y alimentación adecuada.

- ¿Hay alimentos inmunosupresores?

- Sí. Los ácidos grasos saturados: las grasas de carnes rojas, para entendernos... ¡Reduce su consumo! Y también las costras de las frituras, los rebozados...

- ¿Y qué debo comer para reforzar mi sistema inmunitario?

- Prebióticos y probióticos.

- Traduzca.

- Son los alimentos que fomentan una flora intestinal rica. La flora intestinal consiste en las bacterias que posibilitan la absorción de nutrientes desde el intestino hacia el organismo. Si esa flora trabaja bien, ¡tu sistema inmunitario se mantendrá en forma!

- Dígame qué alimentos son esos, por favor.

- Las fibras (son los prebióticos) y los fermentos lácticos (son los probióticos).

- ¿Y en qué alimentos están las fibras?

- En frutas, verduras, legumbres y cereales. Combínalos para ingerir al menos 30 gramos de fibra cada día: eso regulará tu intestino, que así funcionará bien.

- ¿Y qué son los fermentos lácticos?

- Los yogures. Quien come un yogur al día de modo regular, está nutriendo su sistema inmunitario.

- ¿Por qué?

- Porque el yogur contiene dos bacterias lácticas (Lactobacillus bulgaricus y Streptococus termophilus)que estimulan la función de los linfocitos. Los linfocitos son un tipo de leucocitos (glóbulos blancos) que son los soldados de nuestra barrera inmunitaria.

- ¡Prometo comer un yogur cada día!

- Bien hecho. Y si además porta Lactobacillus casei,¡mucho mejor!: es una bacteria que potencia la acción de las otras dos. Mientras la ingieras, reforzarás tu flora intestinal.

- Prepáreme un menú inmunosaludable.

- Ah, me gusta eso de inmunosaludable...Veamos: de entrada, come de todo, variado y en cantidad moderada. Pero imponte esta norma: cómete tres piezas de fruta al día y un yogur diario. Ah, y frutos secos, y en especial nueces. Yo me como tres cada día.

- ¿Por qué?

- Porque aportan mucho omega 3 (como el pescado): son ácidos grasos que refuerzan el sistema inmune contra las inflamaciones.

- ¿Y qué debo beber, doctora?

- Cerca de dos litros de agua al día. Y, en adultos, un vasito de vino al día es saludable. Hoy sabemos que una cerveza diaria, al cabo de un mes, refuerza el sistema inmunitario: aporta fibra, vitamina B y antioxidantes. Al cabo, vino y cerveza son dos fermentados...

- ¡Viva las bacterias! Los antibióticos ¿destruyen las bacterias de la flora intestinal?

- Sí. Si sigues mis consejos, difícilmente tendrá infecciones tan fuertes que necesiten de antibióticos. Pero si un día tienes que tomarlos, come a la vez tres o cuatro yogures diarios. Durante el tratamiento y después de él: paliará esa destrucción de flora intestinal.

- ¿Algún otro consejo, doctora Marcos?

- El sistema inmunitario también envejece... Así que cuanto mejor lo cuides y nutras durante tu vida, ¡más años él te protegerá a ti!: durante más años vivirás sano.

martes, agosto 21, 2007

Mujer contra mujer


Dicen los antiguos que no hay nada más tenebroso que una mujer herida.

Que cuando una de este calibre trae cuentas pendientes contigo, cuidado...

No descansará hasta joderte por completo.

También dicen que hay miradas que matan.

Yo, por lo pronto, si tenía dudas sobre ambos preceptos, con esta foto termino por convencerme.

Se trata de las señoras Gordillo y Vázquez, lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y Secretaria de Educación Pública, respectivamente.

Ambas se han declarado su enemistad y su desdén. Ayer (hoy) coincidieron en la inauguración del ciclo escolar 2007-2008. Vaya terror. No sólo para los críos que tuvieron la mala suerte de verlas en directo, sino para los cuerpos de seguridad que las acompañaban. ¿Qué hubiera pasado si, del frío silencio e indiferencia, hubiesen pasado a cosas típicas de mujeres enojadas, por ejemplo, los insultos, las referencias a sus condiciones corporales, el desgreñe, el revolcón ajusticiador? ¿Hubiésemos visto una trifulca entre el poder público y el poder de facto?

En fin.

No quisiera estar en los zapatos ni de sus maridos, ni de sus amantes, ni de sus conocidos cuando se enojen...

El pie de foto bien pudo haberse titulado ¿qué me ves, perra?

lunes, agosto 20, 2007

Nos están apedreando el Ministerio

Este lunes ha estado bastante movido y no sólo por el asunto trillado del regreso a clases de los críos, sino por el ya consabido tema del PIG aunado a algunas experiencias semi intensas del fin de semana.

Ayer me fui con mi mujer y unas visitas al Estadio Olímpico Universitario, Patrimonio Cultural de la Humanidad, a ver ese partido clásico --pero de clásico empate-- entre los Pumas y el Amiérdica. Las entradas salieron medias caras porque las adquirí con El Amo de los Boletos: el costo normal de la planta baja general más el cargo por el servicio más la impresión más no sé qué otro impuesto.

Lo bueno fue que pude tomar el sol por más de dos horas (es algo que me recomendó el médico para bajar la bilirrubina directa e indirecta de mi torrente sanguíneo). Lo malo es que empatamos --no wonder-- y que nuestras visitas no eran hinchas azul y oro, lo cual si es como medio incómodo cuando de apoyar al equipo en el campo sagrado de Ciudad Universitaria se trata. Pensé en llevar mi cámara, pero nada más fue eso: puro pensamiento. Hubo algunas buenas escenas de la cotidianidad que bien pude haber compartido con ustedes, pero ya ven...

El sábado eliminaron a los Diablos Rojos en la final de la zona sur de la Liga Mexicana de Béisbol. Los causantes fueron esos cabezones del sureste (los de Mérida, no los de Tabasco) en una jugada como bastante dramática en la novena entrada y, bueno, tendremos que vivir un año más sin que los capitalinos sean campeones. En fin. Ahora ni a cuál irle entre los separatistas chafas de Yucatán y los separatistas chafas de Nuevo León. Como diría un ex compañero burócrata: ¡mil años más de centralismo!

El viernes por la tarde, cuando salí a comer rumbo al Centro de la ciudad, me encontré de frente con todas las hordas amarillas con sus gafetes de SÍ y el sol azteca ahí medio serigrafiado, caminando por Reforma durante un receso de su X Congreso Nacional Extraordinario. La verdad, me ha dado como ternurita admirar dicha imagen urbana. Ahí van los demócratas que encuentran más votos que delegados en sus asambleas. Ahí van los demócratas que apoyaban movimientos huelguistas cuya discusión parlamentaria se basaba en la división de estrado y público con alambre de púas. Ahí van los demócratas que mandan al diablo a las instituciones. Joder.

Digamos que antes sí era como amarillo. La primera vez que voté fue por el Ing. Cárdenas en 1994 y de ahí pa'lante. Ahora lo único de amarillo que he tenido fue la hepatitis medicamentosa que me jodió --me ha jodido-- por varios meses. Y luego el Amiérdica es amarillo... mmmmta.

En fin.

Espero mañana no faltar a clases otra vez --el jueves pasado no pude ir y me da mucha pena con los chavales-- y que ese PIG ya quede de una vez y para siempre. Ah, pero sobre todo espero que los perredistas dejen leer el mensaje del susodicho Informe para que hayan valido la pena todos los cuestaarriba que ha implicado su manufactura en los últimos dos meses y medio.

Por lo pronto, ya pasó el lunes.

domingo, agosto 19, 2007

Entonces me voy

Pues se acabó, hoy a media noche estaré viajando de regreso al altiplano.

Hubiese hecho más colaboraciones pero esta página sufre de censura, no me dejaba publicar una entrada porque según esto tenía palabras prohibidas, saqué playa, noche de fiesta, la bufadora (es una cueva en el mar) por si eso representaba algunos de los links más raros que te imagines que te remiten a páginas de las menos imaginadas.

Pero no, terminé borrando todo el texto, enojándome y no haciendo más por publicar, es uno de los efectos de la censura.

Ahora hago el intento de poner nuevamente en línea esta colaboración.

Quedaron pendientes mis reseñas de mi visita por esta ciudad, por ejemplo mi brevísima estancia a la cantina más antigua del puerto, la Hussong´s, del estilo del oeste, de madera con aserrín en el piso, con una barra y fotos desde su creación hasta el día de hoy, con las visitas de celebridades como de cualquier hijo de vecina nacional o extranjero. Era sofocante, no había dónde sentarse, así que entré ví y me salí, terminé en uno de esos bares donde toca un cuarteto en vivo, no tocaban mal, me tome un absolut y me regresé a dormir.